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El incendio del hotel Corona de Aragón en 1979

El incendio del hotel Corona de Aragón en 1979EFE

¿Fue el incendio del hotel Corona de Aragón un accidente o un atentado terrorista?

Hace casi medio siglo que un pavoroso incendio en el establecimiento situado en Zaragoza causó la muerte de unas ochenta personas. Hubo 113 heridos. Hasta la fecha no se ha conseguido establecer de forma fehaciente qué pasó

Se estima que, en el momento en el que se declaró el incendio, había en el edificio unas 300 personas, muchas de las cuales eran militares y familiares de los caballeros cadetes de la XXXVI promoción de la Academia General Militar.

Ese día recibirían el nombramiento de alférez. Entre los huéspedes distinguidos que consiguieron salvar la vida se encontraba Carmen Polo, viuda del general Franco, que estaba acompañada por los marqueses de Villaverde con sus hijos.

También sobrevivieron el futbolista Jorge Valdano, quien acababa de fichar por el Real Zaragoza, y el general Alfonso Armada. Lamentablemente, el teniente coronel de Caballería Alfonso Queipo de Llano, jinete olímpico español y cinco veces ganador de la Copa de las Naciones, perdió la vida.

Origen y propagación

El fuego comenzó poco después de las 8 de la mañana del viernes 12 de julio de 1979. Las llamas se extendieron con inusitada velocidad. La magnitud del incendio fue tal que, durante las aproximadamente cinco horas que fueron necesarias para extinguirlo, llegó a participar todo el personal del parque de bomberos.

La salida principal quedó bloqueada, por lo que muchos de los huéspedes alojados en las plantas superiores se mantuvieron en los balcones esperando ser rescatados. Pero las escaleras de las que los bomberos disponían no tenían suficiente longitud, de forma que en las operaciones de rescate colaboraron grúas telescópicas particulares.

Los más osados descendieron por la fachada utilizando sábanas anudadas para alcanzar plantas más bajas desde las que podían ser rescatados. Algunos de los alojados en los pisos inferiores lanzaron colchones a la calle sobre los que saltaron. Otros se lanzaron sobre las lonas desplegadas por los bomberos.

En el rescate llegaron incluso a participar helicópteros Bell UH-1 procedentes de la Base Aérea de Zaragoza, que recogieron a varias personas que habían subido a la terraza.

Comienza el periplo judicial

Inmediatamente se comenzó a barajar la posibilidad de que se hubiese tratado de un atentado terrorista cometido por ETA o los GRAPO. De hecho, en el auto emitido por el Juzgado de Instrucción n.º 1 de Zaragoza se apuntaba que la deflagración había tenido su origen en un elemento exógeno capaz de provocar temperaturas entre 1000 y 1200º C.

Por este motivo la causa fue elevada a la Audiencia Nacional. Pero en junio de 1980 se desestimó la posibilidad de que pudiera tratarse de un atentado terrorista, por lo que la causa regresó a la Audiencia Provincial de Zaragoza y fue sobreseída porque no había autor conocido de los hechos.

En consecuencia, los familiares de algunas víctimas iniciaron acciones por la vía civil, consiguiendo que en 1987 fueran reconocidos los daños y el derecho a percibir indemnizaciones. Pero en 1991 el Ministerio del Interior determinó que las víctimas no debían ser indemnizadas, puesto que estimaba que no existían indicios de la participación de banda armada alguna.

Un año más tarde la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) presentó una reclamación ante la Audiencia Provincial de Zaragoza. Dicha asociación consideraba que el incendio fue provocado por ETA. A pesar de que la reclamación fue desestimada. la AVT no se amilanó y solicitó la reapertura del proceso.

Se tomó como base un informe pericial que afirmaba que el fuego se había propagado con gran velocidad a consecuencia de la colocación de tres artefactos de napalm, definido por la RAE como «sustancia inflamable, a base de gasolina en estado de gel, usada en lanzallamas y en bombas incendiarias». La reapertura del proceso, una vez más, fue denegada.

Tampoco prosperaron otras iniciativas, aunque en el año 2000 el Gobierno de España concedió a las familias de los fallecidos una indemnización similar a las destinadas a las víctimas del terrorismo, aunque sin reconocer explícitamente que fue un atentado.

Fallo del Tribunal Supremo

En el año 2009, prácticamente 30 años después de la matanza, una sentencia del Tribunal Supremo reconoció como víctima del terrorismo a María Concepción García Llorente, quien había muerto en el siniestro. El fallo indicó que en el suceso participaron al menos tres personas ya que se produjeron otras tantas igniciones de forma prácticamente simultánea.

Quedaba claro que el incendio no fue circunstancial. La misma sentencia apuntó a la utilización de napalm que habría sido combinado con magnesio para la producción o la intensificación del incendio. El Supremo indicó que el grupo de personas responsables de la acción tenían conocimientos altamente especializados.

En abril de ese año, el Ministerio de la Presidencia concedió a María Concepción García Llorente, a título póstumo, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo.

El incendio del hotel Corona de Aragón es, por tanto, una más de esas «acciones» no reivindicadas por organización terrorista alguna y que poco a poco van quedando en el olvido.

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