Fundado en 1910
El regalo de Carlos III a George Washington, dibujo de Raúl Miguel Barroso

El regalo de Carlos III a George Washington, dibujo de Raúl Miguel BarrosoThe Hispanic Council

Dinastías y poder

Cuando Carlos III regaló un burro zamorano a George Washington y revolucionó la agricultura estadounidense

El monarca español decidió obsequiar este animal al naciente país como muestra de buena voluntad diplomática. Era costumbre de la monarquía enviar siempre dos ejemplares por si uno no sobrevivía al viaje

El soberano ilustrado regaló a George Washington un burro español como muestra del respaldo de nuestro país al que sería primer presidente de los Estados Unidos. Un asno de raza zamorana.

¿Qué puede unir a un rey como Carlos III con George Washington? El primero representa el magnetismo del pensamiento ilustrado y el despotismo del siglo XVIII. El segundo, el nacimiento de una nación. Un «granjero» elevado a la categoría de comandante en Jefe de un nuevo Ejército Colonial dispuesto a enfrentarse con Inglaterra, hasta entonces el Imperio más poderoso del planeta.

Uno era la continuidad de la legitimidad dinástica quien, tras años soberanos en Nápoles, arribaba en España para implantar nuevos aires de reformismo borbónico. El otro, el hijo de un colono americano que se había distinguido como teniente coronel en la milicia de Virginia durante la guerra franco-india (1756-1763) contra los franceses y terminaría convertido en líder de un país independiente. ¿Cómo llegaron a encontrarse?

Las trece colonias americanas habían comenzado su enfrentamiento contra los ingleses en 1775. Un año después, proclamaban su Independencia. La victoria en Saratoga (1777) determinó el apoyo francés de Luis XVI y posteriormente español, de la corona de Carlos III, a la causa colonial. Gibraltar y Menorca entraban en el juego estratégico.

Próximos al inicio de las conmemoraciones del 250 aniversario del apoyo español a la Independencia de los Estados Unidos, conviene recordar nombres como los de Bernardo de Gálvez, determinantes para el éxito en la toma de Pensacola (1781) llave en conquista y pacificación de la Luisiana. Tras la batalla de Yorktown, comenzaron las negociaciones diplomáticas y en 1783, se firmaban en París los acuerdos de Paz: España recuperaba Florida.

El regalo real que revolucionó la agricultura estadounidense

Tras liderar la independencia de los Estados Unidos, George Washington se retiró a su residencia en Mount Vernon, donde retomó su vocación como agricultor. Conocedor del trabajo en el campo, sabía que las mulas –resultado del cruce entre caballos y burros– eran ideales para las labores agrícolas. Para ello, necesitaba un burro que le permitiera criar estos animales en sus plantaciones de Virginia.

Los burros zamoranos, reconocidos por su fortaleza y resistencia, eran altamente valorados, aunque su exportación estaba restringida por la Corona española y solo podía realizarse con autorización Real. Al parecer, fue el propio Washington quien solicitó formalmente un ejemplar a España, consciente del potencial de esta raza.

Noticia del regalo real a George Washington

Noticia del regalo real a George Washington

El conde de Floridablanca, figura destacada de la Ilustración, apoyó la petición y el rey Carlos III decidió obsequiar no uno, sino dos burros sementales al naciente país como muestra de buena voluntad diplomática. Era costumbre de la monarquía enviar siempre dos ejemplares por si uno no sobrevivía al viaje. Los animales fueron bautizados como Royal Gift y Knight of Malta.

La gestión del envío recayó en el embajador estadounidense John Jay, mientras que el transporte del primer burro desde la localidad zamorana de Roales hasta el puerto de Bilbao fue confiado a Pedro Téllez, un soldado analfabeto que recorrió el trayecto a pie. La travesía hacia América comenzó el 4 de julio de 1785 y se prolongó durante once meses hasta su desembarco en Gloucester, Massachusetts.

Según una investigación del veterinario y profesor José Emilio Yanes, desde allí los animales fueron trasladados a Mount Vernon. En marzo de 1786, el diario The New-York Packet anunciaba: «Dos valiosos burros sementales cubrirán yeguas y burras en Mount Vernon esta primavera por cinco guineas la temporada».

La llegada de los burros españoles marcó un hito en la historia agrícola de Estados Unidos, al impulsar la cría de mulas, fundamentales para el desarrollo del trabajo rural en un país que apenas comenzaba su andadura como nación independiente.

Pero la idea de cómo articular el nacimiento de la nueva nación americana no terminaba de cuajar y causaba discrepancias entre confederados y federalistas. En 1789, el Congreso americano elevaba a George Washington al cargo de Presidente de los Estados Unidos. Era ya «el primero en la guerra, el primero en la paz, el primero en el corazón de sus conciudadanos».

Dejaba por ocho años Mount Vernon para dedicarse a la nueva nación, aunque nunca abandonó sus asnos españoles. Se sabe que ese mismo año, adquirió una treintena de yeguas de Pensilvania para cruzarlas con los preciados burros y que terratenientes de otros estados, le pidieron prestado su «asno zamorano».

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas