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01 de mayo de 2024

Kiev bombardeo

Militares ucranianos trasladan cadáveres tras un bombardeo ruso en KievAFP

Guerra Rusia-Ucrania

Las ciudades ucranianas tratan de convertirse en un «Stalingrado» para Rusia

La estrategia de la resistencia ucraniana frente a los invasores rusos se mira en el espejo de la defensa de «Stalingrado» en la Segunda Guerra Mundial, que marcó el declive de la Alemania nazi

Las tropas rusas asedian las ciudades ucranianas. La resistencia de los militares y civiles supone un muro para el avance ruso y la agresión se recrudece. Los bombardeos contra zonas residenciales están causando numerosas bajas civiles.
Kiev, Járkov, Jarsón, Mariupol, Zhitómir, Dnipro… Esta guerra es, esencialmente, una guerra urbana. La estrategia ucraniana pasa por evitar el enfrentamiento con las tropas rusas en campo abierto, donde la aplastante superioridad militar rusa se impondría a las frágiles capacidades militares ucranianas, y hacerles frente en las ciudades.
Los estrategas militares ucranianos confían en derrotar a los rusos en los centros urbanos, donde las diferencias entre ambos ejércitos se reducen, y hacer que el ejército ruso sufra en las ciudades ucranianas un desgaste similar al que sufrieron los nazis en el asedio a Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la propaganda ucraniana se afana en establecer un paralelismo entre la resistencia ucraniana y la resistencia de los asediados en Stalingrado.
Ambas ofensivas tienen similitudes. Durante la ofensiva nazi contra Rusia a partir de junio de 1941, los alemanes avanzaron rápidamente por los campos rusos, pero se frenaron en las ciudades.
En Stalingrado, donde los nazis intentaron conquistar de forma infructuosa la ciudad durante 200 días, hasta febrero de 1943, el fracaso alemán supuso un fuerte revés para los planes de Hitler, con cientos de miles de soldados muertos y la destrucción de una ingente cantidad de material militar.
Las ruinas de la ciudad bombardeada se convirtieron en una ratonera para los soldados alemanes, que tuvieron que recurrir al cuerpo a cuerpo y a la guerra de francotiradores ante la inutilidad de la artillería que martilleaba la ciudad noche y día sin doblegar a los sitiados.
En definitiva, la Alemania nazi perdió en Stalingrado a lo mejor de su ejército y su derrota supuso una seria merma en las capacidades ofensivas de Alemania y el inicio de su derrota.
La resistencia ucraniana pretende repetir ahora aquel episodio de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno ucraniano trata de ganar tiempo. Sabe que la guerra podría ser larga: ni las tropas rusas se están dando un paseo militar ni el ejército ucraniano conseguirá expulsar a los invasores rusos.
Con una pistola en la cintura y un fusil Kalasnikov sobre la mesa de su despacho, el presidente del oblast de Dnipro, el más rico de Ucrania, Mykola Lukashuk, insistió en una entrevista a The Times en esa comparación: «Voy a convertir Dnipro en un Stalingrado para los rusos».
Aseguró que tiene capacidad para armar «a un millón de personas», «nos estamos preparando para recibir a los rusos», afirmó con ironía.
El Kremlin tratará de evitarlo y poner fin al conflicto aumentando los bombardeos y trasladando nuevas tropas a Ucrania: una columna de vehículos blindados rusos de más de 60 kilómetros de largo está llegando a Kiev y tropas bielorrusas y chechenas han anunciado que se van a sumar a las tropas rusas. Sin embargo, la guerra podría entrar ahora en fase de desgaste.
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