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06 de mayo de 2024

Un grupo de jóvenes, en una discoteca

Un grupo de jóvenes, en una discoteca

Inquietud en Francia por un aumento de ataques con jeringuilla en las discotecas

Sueño, vómitos, pérdida de conocimiento, lagunas de memoria... Son algunos de los síntomas que experimentan las víctimas

El aumento de denuncias por ataques con jeringuillas en las discotecas de Francia, donde ya se han superado las cincuenta demandas, ha despertado la inquietud de las autoridades, propietarios y clientes de locales nocturnos. No obstante, de momento no se tiene noticia de casos de agresión sexual.
Decenas de jóvenes han denunciado sentir náuseas, vértigos y dolores tras haber recibido un pinchazo en discotecas y festivales. Situación que está contribuyendo a crear un clima de psicosis entre la población.
De momento, las autoridades no han logrado establecer la amplitud del fenómeno ni las razones de estos actos. Tampoco si están relacionados, ya que los análisis sanguíneos y de orina han dado negativo en el rastreo de drogas. Se desconoce si hay casos de agresión o abuso sexual entre las víctimas, ni se han incautado jeringuillas. Los análisis también intentan descartar que haya habido contaminación de sida o hepatitis.
«Tenemos personas que informan de una sensación de pinchazo y síntomas inmediatos. Pero estos síntomas son muy diversos: sueño, vómitos, pérdida de conocimiento, lagunas de memoria», explicó este viernes el fiscal de Nantes, Renaud Gaudeul, a la radio France Info. El fiscal precisó que la mayoría de los testimonios son de mujeres de entre 18 y 24 años.

GHB, la droga de los violadores

Fuentes policiales citadas por Le Figaro señalaron que ha habido cerca de 60 casos. En los últimos dos días se han registrado cuatro denuncias más en Béziers (sureste), donde ha habido en total 14 denuncias.
Se ha pedido a los establecimientos de ocio nocturno que establezcan un protocolo para que las posibles víctimas con la idea de que acudan a la comisaria o un hospital para proceder cuanto antes a los análisis.
Una de las sustancias que buscan es el GHB, también conocida como «droga de los violadores» o éxtasis líquido, un depresor del sistema nervioso central que se usaba en los años sesenta como anestésico. El problema es que la detección de esta droga en la sangre apenas se puede hacer durante un período de seis horas, doce en la orina.
Algunas de las víctimas reconocen haber visto la marca de un pinchazo días más tarde de una salida, tras haberse sentido mal. Otras, ya en alerta por los rumores, se buscaron inmediatamente marcas en los brazos tras sentir los primeros efectos.
El propietario de uno de los establecimientos afectados, que dispone de cámaras de seguridad, comentó en France 3 que hay que realizar más prevención.
«Cuando la gente llega aquí ya está borracha. Creo que hace falta más prevención. No dejar sola a una joven. Avisarnos. Estamos dispuestos a ayudar, buscar auxilio y llevar a las personas a su domicilio», explicó el empresario.
En otros locales, al habitual registro de clientes se ha añadido el reparto de unas tapas de silicona para los vasos con la idea de dificultar a los agresores el vertido de GHB en la bebida.
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