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18 de abril de 2024

Vehículos militares rusos conducen a lo largo de la carretera Garden Ring hacia la Plaza Roja para un ensayo del desfile militar del Día de la Victoria

Vehículos militares rusos conducen a lo largo de la carretera Garden Ring hacia la Plaza Roja para un ensayo del desfile militar del Día de la VictoriaAFP

84 días de guerra en Ucrania

Oficiales rusos rematan a sus heridos en la guerra de Ucrania para no evacuarles

«El oficial le preguntó si podía caminar, el soldado herido le respondió que no y el teniente sacó una pistola y le mató», recuerdan

Las atrocidades de la guerra son conocidas o fácilmente imaginables. Lo que escapa de lo previsible es que sean tus propios compañeros los que se conviertan en tus verdugos, o algo más grave, que sean los superiores los que rematen a los soldados heridos. Esta es, exactamente, la historia que narró un grupo de prisioneros rusos a un periodista en Ucrania.
Uno tras otro los militares cuentan los dramáticos episodios vividos. Testigos de las ejecuciones de aquellos que tenían que cuidarles, todos coinciden en que el primero en desenfundar la pistola fue un teniente coronel sin escrúpulos: a los que ya no podían valerse por sí mismos les vaciaba el cargador.
Los soldados rusos capturados permitieron que se grabaran sus declaraciones en un vídeo del que The Mirror publica un fragmento. Los cinco recuerdan las escenas de horror. Uno de ellos describe cómo un joven «estaba tirado en la hierba, el oficial le preguntó si podía caminar, le respondió que no y él sacó una pistola y le mató».
El caso, recuerdan, «no fue una excepción. Hizo lo mismo con cuatro, cinco… Todos eran jóvenes», observan los muchachos a los que todavía les quedan años para peinar canas.
Los prisioneros son soldados rusos de inteligencia que presentan un estado de salud correcto y buen aspecto. El periodista ucraniano Volodymir Zolkin les entrevistó para el portal Open Media donde colgó el vídeo de más de una hora de duración.
Los prisioneros observan que los ejecutados podían haber sido evacuados pero el oficial -no fue el único- prefirió hacer el paseíllo de sangre y muerte: «…iba andando, -recuerdan- les preguntaba por su estado» y a los impedidos, «les asesinaba. Podrían haberlos rescatado, evacuarles de allí pero eligió matarlos a tiros, simplemente»
Los testimonios de estos soldados se conocen días después de que Ucrania reprochara al Kremlin que ni siquiera recogiera a sus muertos y dejara sus cadáveres tendidos sobre el campo de batalla.
Lo irónico de la historia es que estas mismas fuerzas rusas que ejecutaron a los suyos y los abandonaron, se preocuparon de cavar trincheras y las cubrieron para ocultar los cuerpos de los ucranianos mutilados o torturados.
El Kremlin por negar, niega hasta la palabra «guerra» o «invasión», prohibidas de pronunciar en la Federación Rusa bajo pena de cárcel. Tampoco admite los crematorios móviles, de los que hay pruebas gráficas, que van empotrados en los convoyes militares.
La guerra continúa, cada día está más cerca de cumplirse tres meses de la invasión de Vladimir Putin. Los muertos se multiplican y las familias de los soldados rusos reclaman los cadáveres de sus hijos. Las de los ucranianos les lloran pero, al menos, a la mayoría, les pueden enterrar.
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