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26 de abril de 2024

Cassidy Hutchinson, antigua asesora del jefe de gabinete Mark Meadows

Cassidy Hutchinson, antigua asesora del jefe de gabinete Mark MeadowsAFP

Asalto al Capitolio

¿Quién es Cassidy Hutchinson? La becaria de Trump que el expresidente ahora «apenas» conoce

La joven cuyo testimonio puede condenar al ex presidente, trabajó a escasos metros del despacho oval durante casi tres años y viajaba en el Air Force 1 con su jefe de gabinete

Donald Trump dice que «apenas la conoce», pero Cassidy Hutchinson trabajó en la Casa Blanca, prácticamente, puerta con puerta con el despacho del ex presidente.
Cuando subió al estrado para declarar en contra de su máximo jefe, ante el Comité de Investigación de la Insurrección del 6 de enero, la mujer demostró que no faltaba a la verdad: conocía bien los entresijos físicos, y de los otros, de la sede del Ejecutivo de Estados Unidos.
La estudiante pasó de graduarse a tener un puesto de trabajo en la cima del mundo. Cuando recibió la carta que confirmaba su contrato de prácticas en la Casa Blanca, lloró de alegría. Era 2018, Donald Trump revolucionaba al mundo con su histrionismo, mantenía a raya a Vladimir Putin y lograba que Estados Unidos estuviera lejos de cualquier guerra o conflicto bélico nuevo.
La estudiante de first generation sería la primera de toda su familia en graduarse, con un título universitario, en Ciencias Políticas, y su primer destino era nada más y nada menos que la Casa Blanca.

Becaria de Ted Cruz

Empezó como becaria del senador Ted Cruz, y fue ascendiendo de rango, siempre entre las filas de los Republicanos. Su potencial era enorme. Sin duda, tenía un futuro prometedor en Washington.
Sarah Matthews, exportavoz de Trump, se deshizo en elogios hacia la joven: era «muy madura para su edad, muy inteligente, y muy amable».
No le hicieron falta más de dos años de carrera en la Casa Blanca, para pasar a formar parte del reducido círculo de trabajo del por entonces hombre más poderoso del planeta.
En 2020, aquella muchacha de carrera meteórica, obtuvo el cargo de asesora de Mark Meadows, jefe de Gabinete. En paralelo ejercía como asistente especial del presidente Donald Trump.
Cassidy Hutchinson declara frente al comité de investigación del asalto al Capitolio

Cassidy Hutchinson declara frente al comité de investigación del asalto al CapitolioAFP

Matthews describió a Hutchinson como «la mano derecha de Meadows y su confidente, a pesar de lo joven que era». Sus oficinas compartían pared, a escasos metros del despacho Oval; Ella viajaba constantemente con Meadows, y tomaba notas en todas sus reuniones.
La mujer, de 26 años, «estaba junto a Meadows hasta en los encuentros a los que solo asistían altos cargos. Meadows insistía en que ella también estuviera presente», recordó Brendan Buck, antiguo asesor del representante Paul Ryan, en declaraciones al Washington Post.
«Trabajaba durísimo. Llegaba a las seis de la mañana, y se quedaba hasta pasada la medianoche. Voló por todo el país en el Air Force 1 del presidente. Todos la querían, y la respetaban», compartió Alyssa Farah Griffin, antigua secretaria de prensa del vicepresidente Mike Pence, a la página de verificación de datos PolitiFact.
Discreta y eficiente, Hutchinson se convirtió en una presencia permanente en el ala oeste de la Casa Blanca. Estaba feliz, cumplía su sueño de llegar a lo más alto y sentía que no tenía techo. La derrota electoral de Donald Trump, en 2020, echó por tierra sus ambiciones.
El plan B, si se producía la derrota, como sucedió, consistía en que, una vez fuera de la Casa Blanca, Hutchinson siguiera trabajando para Trump. Iba a convertirse en un miembro permanente del personal de Mar-a-Lago, residencia en Florida del expresidente.
Pero la propuesta, por razones misteriosas, desapareció de la agenda de Trump. Quizás algo tuviera que ver la pelea que tuvo con su ex jefe y amigo. Mark Meadows, tras aquel encontronazo de origen desconocido, puso tierra de por medio.

«Apenas la conozco»

Frente al comité encargado de investigar el asalto al Capitolio de 2021, Cassidy Hutchinson lanzó acusaciones explosivas contra Donald Trump.
El Republicano «intentó agarrar el volante de la limusina» en la que circulaban, «para unirse a la insurrección», aseguró. El arrebato de Trump, según sus palabras, se convirtió en actitud sostenida y hasta habría estado de acuerdo con la idea ahorcar a su vicepresidente, Mike Pence, por asumir la derrota.
Estas acusaciones, según Trump, no son más que calumnias impulsadas por una sed de venganza. «Cuando solicitó unirse a mi equipo en Mar-a-Lago, yo la rechacé personalmente», escribió el ex presidente en su red, Truth Social.
Lo hizo mientras Hutchinson declaraba bajo juramento. Según el expresidente, esta mujer «que apenas conozco», estaba «muy triste y enfadada porque no la quise en Florida».
Verdadero o falso, lo importante no es esto. Lo decisivo para Trump es que el testimonio de su becaria puede condenarle y terminar entre rejas. Lo del Bill Clinton y Mónica y Lewinsky a su lado, es menos que nada. A fin de cuentas, lo suyo fue cosa de dos y nadie resultó muerto.
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