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03 de mayo de 2024

Wes Edens, magnate estadounidense

Wes Edens, magnate estadounidenseTwitter / @FOS

Wes Edens, dueño del Aston Villa, se aventura a llevar gas mexicano a Europa

Los rusos dividen el mundo entre regiones productoras de energía y regiones consumidoras de energía; Europa, consumidora neta, está en pleno desacople de su principal suministrador de gas

Tan lejos de Dios y tan cerca del gas de EE.UU. –el más barato del mundo–, México nunca ha sido un país gasero. Al menos hasta la fecha. El desorden mundial trae oportunidades que no han pasado desapercibidas para un personaje como Wes Edens, magnate financiero –fundó Fortress– y ahora energético –New Fortress Energy (NFE)– y de paso dueño de los Milwaukee Bucks de la NBA y del Aston Villa de la Premier League.
El audaz estadounidense ha reaparecido en el México de la contrarreforma energética estatista del nacionalpopulista Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Se ha entendido con los mandarines de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y promete llevar el otrora desperdiciado gas azteca a Europa.
Aprovechando el acto de inauguración de la Refinería Olmeca, energéticas estadounidenses y canadienses, de la mano de la CFE y Pemex, han anunciado inversiones gasísticas por unos siete mil doscientos millones de dólares.

Viejo Mundo

Los rusos dividen el mundo entre regiones productoras de energía y regiones consumidoras de energía; Europa, consumidora neta, está en pleno desacople de su principal suministrador de gas. La historia es bien conocida, o desde luego sentida por nuestros apreciados lectores a final de mes.
Hay síntomas del desacople. Por primera vez, la UE ha importado más gas natural licuado, en buques metaneros provenientes de América, que de los gasoductos rusos. El persistente superávit comercial de los alemanes se ha evaporado.
También hay reacciones. Macron ha anunciado la nacionalización total de Electricité de France (EDF) y el Parlamento Europeo ha reconocido la energía nuclear y el gas como verdes dentro de la taxonomía energética, con todo lo que implica en términos económico-financieros.
Entretanto, el gas natural se percibe como un combustible puente que podría satisfacer la demanda energética global mientras transicionamos de combustibles fósiles a energías renovables como la solar o eólica. En otras palabras, lo mejor de lo peor.

Nuevo mundo, mundo nuevo

EE.UU. tiene todas las de ganar. Hace ya una década, el fomento de la extracción de gas mediante la técnica de fracturación hidráulica o fracking posicionó a la superpotencia en el mayor exportador mundial de petróleo y gas. Biden ya se ha prestado a suplir alrededor de un tercio del suministro de gas ruso a Europa que está en riesgo.
No obstante, lejos de ser una panacea para la sobredependencia energética del viejo continente, la cruda realidad es que Europa apenas tiene capacidad para recibir el gas natural licuado americano.
No así España, el país europeo con mayor número de plantas regasificadoras, para quien EE.UU. es ya la primera fuente de suministro tanto de gas como de petróleo.

'Down in Mexico'

Disparado su precio, el desatendido gas de México, socio minoritario en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se pone interesante desde el punto de vista de los despachos houstonianos de las energéticas gringas. Si bien hay que ser un auténtico cowboy para invertir en energía en México con el actual Gobierno, hay quien se atreve.
Aquí entra en escena Wes Edens. Concretamente en su G650 por la terminal privada del Aeropuerto de Toluca, donde aterrizó el mes pasado para reunirse con AMLO en el Palacio Nacional, dentro de la ronda de reuniones promovida por el embajador de Washington Ken Salazar, principalmente con firmas energéticas estadounidenses damnificadas por la contrarreforma del Gobierno.
Semanas después, durante la inauguración de la Refinería Olmeca, su firma NFE ha llegado a un acuerdo con Pemex para reactivar el desarrollo del campo de gas Lakach, en aguas profundas del Golfo de México. El objetivo es suministrar gas al mercado doméstico mexicano onshore y exportar a mercados globales. Aparte, en aguas de Altamira, Tamaulipas, se construirá un hub para licuar el gas. Edens ambiciona operar tan pronto como finales de 2023.
Además, se acordó aumentar el suministro de gas de NFE a varias centrales eléctricas de la CFE, que antes pasa por una planta regasificadora de NFE en la remota península de Baja California Sur. Manuel Bartlett, director general de la CFE, habló de un monto total de inversión de dos mil doscientos millones de dólares.
Sirvan como referencia, si no las cantidades absolutas, las siguientes proporciones. En la actualidad, EE.UU. exporta 11.300 millones de pies cúbicos diarios de gas natural licuado. Los proyectos gasísticos de NFE y CFE, sumados a los que desarrollan Mexico Pacific Ltd y Sempra en la cuenca pacífica mexicana suman 2.400 millones de pies cúbicos diarios de capacidad de licuación diaria, según los cálculos de Natural Gas Intelligence.

Los canadienses: siempre amables, siempre presentes

La inversión anunciada por la canadiense TC Energy en alianza público-privada con la CFE es aún mayor. Construirán una extensión del gasoducto submarino de 800km Sur de Texas–Tuxpan, de Tuxpan al puerto veracruzano de Coatzacoalcos.
Desde ahí, el gas llegará a otros puntos estratégicos del país: el sureste mexicano y la Península de Yucatán –energéticamente maltrechos–, la mencionada Refinería Olmeca y una planta de licuefacción planeada en el puerto pacífico de Salina Cruz, atravesando el istmo de Tehuantepec, perenne competidor en potencia del canal de Panamá.

La potencia industrial de Norteamérica

La plataforma industrial norteamericana –Canadá, EE.UU., México– continúa su integración a pesar de los gobiernos de turno; dispone de sus propios insumos energéticos y puede exportar el sobrante, algo totalmente fuera del alcance, al menos a corto plazo, de polos industriales como Alemania y satélites o China, ambos grandes importadores de energía. Por norma general, el gas natural norteamericano cuesta la mitad que en Asia y menos de una tercera parte que en Europa.
Identifican los economistas criollos la oportunidad para desarrollar aceros especializados –intensivos en gas–, vidrio, fibra de vidrio, todo tipo de plásticos, resinas, la fibra sintética...El primer desafío, el más evidente, es proveer de gas natural barato a la industria.
A día de hoy, alrededor del 60 % de la energía que se genera en México emplea gas estadounidense como combustible, importado en términos asequibles. Pero en este entorno económico, se torna interesante para México desarrollar recursos gasísticos propios.
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