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25 de abril de 2024

Soldados ucranianos Donetsk

Soldados ucranianos, en el frente de DonetskAFP

Día 177 de guerra en Ucrania

La Legión Internacional ucraniana naufraga arrastrada por los abusos de sus oficiales

Los combatientes extranjeros denuncian que los oficiales les ordenan saqueos y los envían a misiones suicidas

Robos, agresiones, misiones suicidas y acoso sexual. La Legión Internacional, unidad de voluntarios extranjeros que lucha con el ejército ucraniano contra el invasor ruso, padece graves problemas de efectividad por las actitudes «criminales» de varios de sus más altos oficiales.
Según testimonios de varios combatientes recogidos en una investigación publicada por The Kyiv Independent, los miembros de esta unidad han tenido que hacer frente a órdenes más que cuestionables de sus jefes.
Uno de los soldados, un teniente que había servido en el Ejército de Brasil, reveló que su mando metió a la Legión en misiones suicidas sin ningún tipo de planificación y les dio órdenes de saquear y robar a civiles.
«Vinimos aquí para ayudar a esta gente a luchar por este país, contra esta invasión. No vinimos aquí para hacer exactamente lo que hacen los jodidos rusos cuando están en suelo ucraniano», declaró este teniente brasileño.
Según la investigación del Kyiv Independent los problemas de la Legión Internacional tienen su origen en un liderazgo fallido.
En lo más alto de la cadena de mando de la Legión Internacional está el comandante Vadym Popyk.
Después de él, se sitúa un «triunvirato» que es el que realmente decide el destino de los combatientes internacionales.
El principal colaborador de Popyk es el comandante Taras Vashuk, conocido como «el joven Taras». Junto a él, ocupa también un alto puesto en el mando su tío, conocido como «el viejo Taras» por tener el mismo nombre que su sobrino: Taras Vashuk.
Por último, completa la camarilla de oficiales de la Legión Internacional el autoproclamado coronel de 60 años, Sasha Kuchynsky, quizás la figura más siniestra del triunvirato.
Varias de las denuncias de los combatientes se dirigen contra Sasha Kuchynsky, quien ordenó a sus soldados saquear varios negocios locales.
Un soldado judío también aseguró que Kuchynsky presume de antisemitismo y que no duda en cargar contra los combatientes judíos de la unidad.
Kuchynsky llegó a encañonar a sus soldados cuando éstos se negaron a cumplir sus órdenes criminales y acosó sexualmente a una médico extranjera.
Los abusos de Kuchynski suponen la mayor parte de las denuncias de los combatientes de la Legión.
El Kyiv Independent tiró del hilo de sus antecedentes, con ayuda del grupo de investigación Bellingcat, y descubrió que, bajo ese nombre, falso, se oculta Piotr Kapuscinski.
Kapuscinski es un conocido capo de una organización criminal polaca, buscado en su país por varios delitos y que huyó a Ucrania cuando la justicia estaba cerca de encarcelarlo.
Según el diario polaco Gazeta Wyborcza ya cumplió condena por delitos de fraude, y está investigado por nuevos delitos de estafa, robo y agresión sexual.
En Ucrania cumplió condena en 2016 por robo, Polonia pidió su extradición en 2017 pero la justicia ucraniana se negó por tener todavía cuentas pendientes de juicio.
En 2021 fue detenido por posesión de armas, salió en libertad bajo pago de una fianza a la espera del juicio, hasta que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022.
Con el inicio de la guerra, Kapuscinski se unió al Ejército ucraniano, los tribunales archivaron su caso y le devolvieron la fianza.
En el Ejército ucraniano, Kapuscinski logró entrar en la Legión Internacional, hacerse un puesto en el mando y autoproclamarse coronel, con galones incluidos.

Misiones suicidas: «Si vamos, estamos muertos»

Los testimonios de los combatientes revelan también la mala planificación de las acciones de la Legión. Un voluntario estadounidense narra cómo debido a la incompetencia de los mandos las tropas rusas descubrieron la posición de su unidad y comenzaron a bombardearla.

«Nos dejaron atrás y se negaron a evacuarnos», narró. En aquel ataque murieron varios miembros de su unidad.
Tras la masacre, y después de lograr escapar, los dos Taras ordenaron volver a tomar la posición y enviaron a otro escuadrón.

«Le dijimos al comandante que esas posiciones estaban al descubierto y que los rusos las estaban bombardeando. Si vamos, estamos muertos», explicó el soldado estadounidense. Pero los Taras no escucharon, enviaron a otro escuadrón y lo masacraron.
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