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08 de mayo de 2024

Tanque ucraniano Donbás

Un tanque del Ejército ucraniano avanza en el DonbásAFP

Día 175 de guerra en Ucrania

«Vamos a por Crimea»: Ucrania trata de sumir a las tropas rusas en un caos absoluto

Ucrania intensifica los ataques a infraestructuras logísticas, bases y depósitos de municiones del Ejército ruso en Crimea

Crimea, la península anexionada por Rusia en 2014 y cuya reconquista es uno de los principales objetivos de Ucrania, ya no es la retaguardia segura del ejército ruso que vendía el Kremlin.
El Kremlin convirtió el territorio en la principal base de operaciones desde donde las tropas rusas reciben suministros para su avance por el sur de Ucrania, y desde donde la Flota del Mar Negro y los sistemas de artillería rusos de largo alcance bombardeaban las posiciones ucranianas en Jersón.
Pese a ello, Moscú vendió Crimea como un destino turístico de referencia para los rusos, un lugar tranquilo lejos de la guerra donde pasar las vacaciones.
Presas del pánico por las bombas que empezaron a caer la semana pasada, muchos turistas han tratado de huir de la península por el único puente que comunica Crimea con Rusia, colapsando las carreteras.
El 9 de agosto, en un audaz ataque todavía sumido en tinieblas, Ucrania logró destruir al menos 8 aviones de combate y varios depósitos de municiones en un espectacular bombardeo contra la base aérea de Saki.
Ayer, 16 de agosto, en una serie de ataques encadenados en Crimea, Ucrania destruyó un depósito de municiones del Ejército ruso en la localidad de Maiskoe, una subestación eléctrica en la localidad de Dzhankoe, y golpeó la base militar de Simferopol.
«Vamos a por Crimea», aseguró a The Times el portavoz de a administración militar ucraniana de Odesa, Serhiy Bratchuk.
Además, Ucrania ha logrado destruir con ataques efectuados por sistemas HIMARS los puentes sobre el río Dnipro a la altura de Jersón, y ha dejado a las tropas rusas acantonadas al norte del río sin capacidad de recibir suministros a gran escala.
Las tropas rusas en Jersón se enfrentan a una creciente desmotivación, con casos de deserciones y subordinaciones.
Para atajar los problemas en las tropas, el Kremlin ha desplegado en el área de Jersón unidades chechenas destinadas a reforzar a las tropas regulares rusas y desincentivar las deserciones, informó el Institute for the Study of War (ISW).
Según el informe del ISW, los recientes ataques contra objetivos rusos en Crimea «causaron daños importantes en las líneas de suministros rusos y afectaron gravemente a la logística rusa».
Un alto funcionario ucraniano reveló a The New York Times que los ataques en Crimea eran obra de «una unidad militar ucraniana de élite que operaba tras las líneas enemigas». El ministerio de Defensa ruso confirmó que las explosiones eran obra de actos de sabotaje.
En cualquier caso, los indicios iniciales que apuntaban a ataques desde sistemas HIMARS ucranianos han sido descartados, y el gobierno ucraniano no ha confirmado ni desmentido su responsabilidad en los incidentes.
El ISW señala que los ataques en Crimea estarían dirigidos a interrumpir las líneas terrestres de comunicación y suministros rusos hacia Jersón para preparar una ofensiva que permita a las tropas ucranianas recuperar el control de las orillas del río Dnipro.
En declaraciones a The Guardian, Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que el objetivo de estos ataques es crear «caos dentro de las fuerzas rusas», y anunció más ataques a lo largo de los próximos meses.
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