El rey Carlos III mostró este viernes una imagen de cercanía y amabilidad al dar la mano y saludar personalmente a los cientos de admiradores que esperaban su llegada desde Escocia a las puertas del palacio londinense de Buckingham.
Vestido de traje oscuro, el primogénito de Isabel II y el príncipe Felipe intercambió palabras con la multitud, que le sonreía con afecto y en algún momento entonó los primeros versos del himno nacional, que ha cambiado el vocablo reina por el de rey al implorar «God Save The King».
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