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26 de abril de 2024

El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir PutinEFE

302 días de guerra en Ucrania

Putin ya habla de «guerra», la palabra que prohibió pronunciar bajo pena de hasta 15 años de cárcel

Nikita Yuferev, legislador municipal de San Petersburgo exiliado, exige que se le juzgue y condene como se ha hecho con «miles» de rusos que pronunciaron la palabra prohibida por el Kremlin

Algunos lo atribuyen a un lapsus lingüe y otros exigen que se le aplique a Putin la ley que él mismo impuso. Es decir, que le sienten en el banquillo por hablar de «guerra» para referirse a una realidad que el presidente de Rusia enmascara con el eufemismo «Operación Militar Especial».
Han pasado 10 meses desde que Putin diera la orden de invadir Ucrania. En este tiempo la política del Kremlin se ha ido endureciendo para sofocar cualquier intento de rebelión en las calles o en los medios de comunicación.
El término «guerra» quedó proscrito y no son pocos los rusos que han recibido sentencias condenatorias por haberlo usado. Los caminos de Putin para imponer la censura son sinuosos y directos, depende de lo que se trate. En el caso de la «guerra», el régimen se ampara en la expresión «noticia falsa» para evitar que la población pronuncie la palabra maldita, pero verdadera para describir el escenario bélico.

Nuestro objetivo no es hacer girar el volante del conflicto militar, sino, por el contrario, poner fin a esta guerrVladimir Putin

Con todos esos recaudos resulta sorprendente que haya sido el mismísimo Putin el que haya violado su propia norma y este jueves pasado se expresara en los siguientes términos: «Nuestro objetivo no es hacer girar el volante del conflicto militar, sino, por el contrario, poner fin a esta guerra» (sic).
Nikita Yuferev, legislador municipal de San Petersburgo exiliado, exigió, informa CNN, que procesarán al hombre al que la guerra se le está convirtiendo en un boomerang. La acusación se remite a que el presidente, al usar el término guerra, «difundió información falsa sobre el ejército».

No hubo decreto para poner fin a la operación especial, no se declaró la guerraNikita Yuferev, legislador municipal de San Petersburgo

«No hubo decreto para poner fin a la operación especial, no se declaró la guerra», argumentó Yuferev en su cuenta de Twitter. «Varios miles de personas ya han sido condenadas por usar palabras como guerra». Disparado el término, la cascada de interpretaciones y análisis sobre si fue intencional o un despiste, algo poco habitual en Putin aunque dadas las circunstancias no sorprendería.
Según CNN analistas estadounidenses se inclinan por esta última versión. El 24 de febrero, fecha de la invasión de Ucrania, Putin impuso una colección de términos que han traspasado fronteras.
La expresión Operación Militar Especial se ha mantenido hasta el jueves y su reemplazo por «guerra» se produjo, para mayor asombro, en una reunión con periodistas. Si hay una profesión de la que desconfía el presidente al que el futuro y el presente se le ha complicado hasta límites insospechados, es la de los periodistas.
En los días que sucedieron al ataque que había negado realizar una y otra vez, Putin incorporó a su vocabulario el verbo «desnazificar». De acuerdo a sus intervenciones, el gobierno de Volodimir Zelenski, curiosamente judío, operaba como una pandilla de nazis con especial saña en la población rusófona.
El aprendiz de zar trató de convencer a la Federación Rusia y al mundo que su conquista era una «campaña» de justicia universal para terminar con un régimen similar al del Nazional Socialismo.
Su insistencia en identificar a Zelenski con los nazis provocó malestar en Israel que le hizo llegar su contrariedad por ese tipo de acusaciones que frivolizaban lo que fue el exterminio judío.
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