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Dos partisanos rusos reivindican la incursión en la región de BryanskRedes sociales

372 días de guerra en Ucrania

Terror en Rusia por la acción partisana: «No están preparados para defender su territorio»

El aumento de la actividad partisana dentro de territorio ruso ha desatado las alarmas del Kremlin

El propagandista Anton Krasovsky fue de los más vehementes partidarios de la invasión rusa de Ucrania.
Incluso llegó a ser despedido del programa estrella de la televisión pública rusa por su excesiva pasión por los bombardeos rusos sobre objetivos civiles al declararse partidario de quemar a niños ucranianos.
Al comenzar el pasado mes de septiembre las campañas de bombardeos masivos sobre Kiev y otras ciudades ucranianas, se grabó bailando al son de las bombas rusas que despedazaban los bloques de apartamentos de Kiev.
Desde entonces han sucedido muchas cosas, y pocas buenas para el Ejército ruso en Ucrania.
Hace unos días, durante una entrevista en televisión, denunció, con rostros apesadumbrado, que drones ucranianos con capacidad para lanzar hasta 15 granadas volaban sin impedimento por los cielos rusos, «incluso en Kolomna, justo encima de mi casa de campo».
El incidente denunciado por Krasovsky es sólo una muestra del nerviosismo que cunde en Rusia en los últimos días por las supuestas incursiones en territorio de la Federación Rusa.
El lunes pasado, un dron ucraniano se estrelló a las afueras de Moscú, mientras el aeropuerto de San Petersburgo permaneció cerrado durante horas por la presencia de otra aeronave no tripulada.
Al mismo tiempo, en Bielorrusia, otro ataque con drones artillados dañó severamente un avión espía Beriev A-50 en el aeródromo militar de Machulishchy.

Incidente fronterizo

La tensión máxima en este momento, sin embargo, se centra en la región de Bryansk, fronteriza con Ucrania, donde el FSB (los servicios de inteligencia rusos, herederos del KGB) afirmaron haber detenido una célula de saboteadores ucranianos con una gran cantidad de explosivos listos para atentar.
Los supuestos saboteadores se habrían infiltrado en la aldea fronteriza de Lubechanye y tomado rehenes, uno de los cuales –siempre según el relato del FSB– habría resultado muerto, un militar fronterizo. Sin embargo, las autoridades ucranianas han negado su implicación.
El gobernador de Bryansk, Alexander Bogomaz, habló de la incursión de varias docenas de saboteadores ucranianos.
Los blogueros militaristas rusos elevaron la cifra de rehenes y víctimas y hablaron de un intento de invasión militar por parte de Kiev.
El mismo presidente Putin se hizo eco del suceso y aseguró que «los neonazis y sus dueños» ejecutaron un «ataque terrorista» en Bryansk.
El gobierno de Kiev volvió a negar su participación en el suceso. Reconoció que algo había sucedido en Bryansk, pero defendió que se trataba de una acción de partisanos rusos contrarios al régimen de Putin.
El director del GUR (los servicios de inteligencia ucranianos), Andriy Yusov, apuntó a que el incidente en Bryansk era consecuencia del aumento de las tensiones interétnicas, religiosas y sociales dentro de la sociedad rusa debido a las desigualdades ocasionadas por los procesos de reclutamiento forzoso para ir a combatir a Ucrania.
Yusov recordó que el Kremlin priorizó en el reclutamiento a las poblaciones pertenecientes a minorías étnicas y religiosas de las estepas asiáticas y el extremo oriente ruso, frente a las poblaciones urbanas de Moscú y San Petersburgo.
Lo cierto es que el ataque lo ha reivindicado un grupo denominado Cuerpo de Voluntarios de Rusia, que se identificó como un grupo armado ruso que combate en Ucrania contra las tropas del Kremlin.
La reivindicación de este grupo demuestra que «Rusia está comenzando a despertar contra la sangrienta dictadura de Putin», aseguró Yusov.
Ante la insistencia del Kremlin de que el ataque fue obra del Ejército ucraniano, el Cuerpo de Voluntarios de Rusia difundió varios vídeos donde se ve a sus efectivos en plena operación.
«Ha llegado el momento de que los rusos comunes entiendan que no son esclavos. ¡Levántate y lucha!», proclama uno de los voluntarios en el vídeo mientras sostiene su arma y una bandera del Cuerpo.
Más tarde, el autor de la proclama apareció reconocido como Denis Nikitin, un extremista que había formado parte de grupos supremacistas rusos y que ahora se habría alzado contra el régimen que anteriormente había defendido.
Lejos de ser un incidente puntual, la acción del Cuerpo de Voluntarios de Rusia ha causado un terremoto político en el Kremlin.
Putin suspendió su agenda y un viaje previsto al Cáucaso Norte. Un diputado miembro del comité de Defensa, Viktor Sobolev, pidió declarar formalmente la guerra a Ucrania.
El líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, reclamó un mayor protagonismo de sus mercenarios para evitar nuevas incursiones.
El líder checheno, Ramzan Kadyrov, exigió al Kremlin que ejecute una acción ejemplar de represalias contra la población civil ucraniana como venganza por la incursión en Bryansk.
En cualquier caso, el incidente de Bryansk es un punto de inflexión en la guerra. Nunca había sucedido nada parecido. Las incursiones con drones ucranianos para atacar objetivos concretos, como depósitos de combustibles, no tienen nada que ver.
Podría ser el inicio de una insurrección interna en la Federación Rusa que podría aumentar de intensidad paulatinamente en los próximos meses.
Según una publicación en Telegram del grupo, la acción se organizó meticulosamente durante el último mes. No se dejó nada al azar. Actuaron con rapidez, esquivaron las defensas rusas y se retiraron una vez cumplidos los objetivos sin que los rusos pudieran interceptarlos.
Aseguraron también que el objetivo era tomar el pulso a las defensas rusas, ver cómo reaccionan ante este tipo de operaciones de cara a futuras acciones más ambiciosas.
Antes de lanzarse sobre el territorio ruso, realizaron varias incursiones aéreas sin ser detectados. Fotografiaron las rutas de los guardias fronterizos, estudiaron la composición de las fuerzas locales y los turnos de vigilancia.
La conclusión a la que llegaron es desoladora para las defensas rusas: «La capacidad real de la defensa en la frontera es cien veces peor de lo que se creía». «No están listos para defender su territorio».