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30 de abril de 2024

inistro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian (izquierda), dándose la mano con el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gan

Los ministros de Relaciones Exteriores de Irán, Arabia Saudí y de ChinaAFP

Oriente Medio

Qué supone la reconciliación entre Irán y Arabia Saudí para Oriente Medio

La región está experimentando cambios en las reglas del juego y ningún país quiere quedarse atrás

La región de Oriente Medio enfrenta cambios determinantes. A la sombra de la guerra de Ucrania y de tapadillo, las dinámicas en esta convulsa región del mundo están virando. Irán y Arabia Saudí sorprendieron al mundo anunciando que retomaban relaciones, rotas desde 2016. Las dos principales potencias de la región, antagónicas tanto en su visión política como religiosa, libran varias guerras, pero de manera indirecta, la más brutal en Yemen.
China puso la guinda a unas conversaciones que se llevaban manteniendo desde hacía varios años entre Riad y Teherán, en la absoluta sombra –aunque con algún filtración– de la mano de Irak y Omán. Finalmente, ambos países han acordado reabrir embajadas y reactivar la cooperación en materia de seguridad, esta última vital en una región en la que ambos países juegan un papel desestabilizador en las naciones vecinas.
Una vez que se ha consolidado el acercamiento entre Irán y Arabía Saudí, la cuestión es cómo puede afectar el reciente acercamiento entre las dos potencias al resto de la región. Yemen es el primer conflicto que puede verse beneficiado de estas renovadas alianzas. El país árabe sufre una cruenta guerra desde 2014, en la que tanto Riad como Teherán juegan un importante papel.
Mientras la República Islámica apoya a los rebeldes hutíes, Riad lidera una coalición árabe en apoyo al Gobierno. Una guerra que se extiende ya casi diez años y se ha conformado como una pugna de poder entre Irán y Arabia Saudí. Pero no es el único conflicto que puede encontrar una salida. El Líbano, con una crisis social, política y económica acuciante, podría salir de su estancamiento de una vez por todas.
Aunque con el país mediterráneo nunca se sabe, el Líbano ha capeado, mejor o peor, múltiples crisis sin llegar a colapsar. Nuevamente se encuentra ante un bloqueo político, Irán y Arabia Saudí vuelven a enfrentarse en este terreno. Sendos países apoyan a formaciones políticas diametralmente opuestas, destinadas a no entenderse.
Teherán apoya a Hezbolá, una organización musulmana chií libanesa, mientras que desde Riad apoyan a la formación Movimiento del Futuro, un partido político liderado por Saad Hariri, hijo del asesinado Rafik Hariri y que representa a los suníes.
La pugna entre Irán y Arabia Saudí por influir en la región ha provocado una desestabilidad constante en los países vecinos, a través de diversas guerras proxy –conflicto por delegación–. Asimismo, ha divido a las naciones en dos bandos, el eje anti-Irán y los aliados de la República Islámica. Unas dinámicas que parecen estar desapareciendo y abriendo nuevos caminos y alianzas.
Siria, por ejemplo, también ha salido reforzada tras estos aires de cambio que experimenta la región. El presidente sirio, Bachar al Asad, fue repudiado por la mayoría de sus aliados árabes tras la brutal represión de las protestas, en el marco de la Primavera Árabe, y la posterior guerra civil. Irán, sin embargo, fue el salvavidas de Asad, junto con Rusia. Una alianza también repudiada por países como Arabia Saudí que ofrecieron su apoyo a los rebeldes sirios.
Pero un nuevo futuro se le plantea a Siria. Riad, tras su acuerdo con Teherán, también ha acogido de nuevo al hermano díscolo y ha reestablecido relaciones con Damasco. Siria vuelve así al redil de los países árabes, con un Asad reforzado, y está un paso más cerca de reincorporarse a la Liga Árabe, organización de la que fue expulsada en 2011.
Turquía también está siendo consciente de estos cambios en las reglas del juego y no quiere quedarse atrás. Ankara, que durante mucho tiempo apoyó a los rebeldes de Siria, ha reabierto los contactos con Asad, alentado por Rusia. Aunque este ha rechazado cualquier reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a menos que el Ejército turco se retire del norte del país.
En una región tan cambiante como Oriente Medio es imposible saber con certeza las intenciones que se esconden tras estas nuevas alianzas, pero como explica el profesor Vali Nasr de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins en Washington, citado por Reuters, «hay una dinámica en la región que está empujando a todos hacia el medio».
«Los árabes, los iraníes y los turcos están tratando de crear un área gris donde todos puedan coexistir, en lugar de una región de blanco y negro», señala Nasr. Una conclusión que define las nuevas dinámicas que están surgiendo en el mundo y, en concreto, en Oriente Medio con el telón de la guerra de Ucrania de fondo.

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