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26 de abril de 2024

Andrés Montero

Chile vuelve a ver la luz con el triunfo de la derecha

Las formaciones conservadoras obtuvieron 33 consejeros de 51 y podrán controlar el órgano que decidirá el texto de una nueva Constitución

Actualizada 10:37

Los resultados de las recientes elecciones en Chile, en las que el Partido Republicano representando a la derecha chilena, ha obtenido 22 de los 51 escaños en disputa, consolidan la caída libre de la coalición gobernante.
José Antonio Kast, presidente del Partido Republicano

José Antonio Kast, presidente del Partido Republicano, en El DebateMiguel Pérez Sánchez

Los republicanos, cuyo fundador y máximo líder, José Antonio Kast, son tildados por la mayoría de los medios españoles como ultraderechistas, le han dado un tapaboca a todos los chilenos ingenuos y a los «progres» en general.
La centro derecha -o antigua derecha- ha logrado 11 consejeros, lo que implica que entre ambas coaliciones podrán controlar el órgano que decidirá el texto de una nueva Constitución.
Los actos previstos por la izquierda para celebrar, tras las elecciones, han sido suspendidos y sus líderes intentan buscar responsables de su más estrepitosa tragedia electoral desde el fin del gobierno militar. Son muchas las conclusiones que se pueden sacar, tras el fracaso de la izquierda y también del centro acomodaticio, presente no solo en Chile.
En un entorno sudamericano, plagado de presidentes mediocres, ex convictos y corruptos, Chile vuelve a diferenciarse, valorando la importancia de ejes fundamentales de la sociedad.
En efecto, José Antonio Kast es un abogado de amplia experiencia, dispuesto a escuchar y conversar. Defensor de la familia, católico creyente y muy contrario a lograr el poder renunciando a principios.
Un sector de la prensa española, demostrando una liviandad abismante, se ha comprado el cuento de que Kast es un defensor de la Constitución de Pinochet. En este medio y en otros, ya he explicado que la Constitución vigente en Chile fue modificada decenas de veces y que su texto actual fue firmado por el expresidente socialista Ricardo Lagos.
Boric, tras el resultado de las elecciones, se ha dirigido al país pidiendo a los chilenos unidad, pero a su vez recordando hitos relevantes de la historia de Chile. Entre ellos, mencionó a la reforma agraria, proceso revolucionario mediante el cual el Estado usurpó las tierras a miles de agricultores, destruyendo de paso la agricultura chilena.
Boric intentará ahora, mostrar una cara más amable, pero su débil coalición, solo se sostiene gracias al apoyo de la ultraizquierda, la que es ultra de verdad.
Los republicanos, han obtenido primera mayoría en la casi todas las regiones de Chile y esto anticipa, aunque falta mucho tiempo, que José Antonio Kast quien perdiera en segunda vuelta frente a Gabriel Boric en los últimos comicios presidenciales, sea el futuro presidente de Chile. Los resultados del pasado domingo, reflejan un duro castigo a la gestión de un presidente que llegó al poder con ganas de cambiarlo todo, de la mano de un equipo de colaboradores inexpertos y tatuados a fuego por el feminismo, el estatismo y el «amiguismo».
Llegaron al poder con mucha prepotencia, con mucha ignorancia y pensando que el pueblo chileno les permitiría refundarlo todo. La inseguridad interna, la inmigración ilegal, el mal desempeño de la economía, los desaciertos en política exterior, su cercanía con Petro, Lula y Fernández y su indolencia frente al régimen cubano, son otros factores que gatillaron unos resultados que nadie esperaba tan rotundos.
Por su parte la coalición Chile Seguro, conformada por 3 partidos de centro derecha que apoyaron al expresidente Sebastian Piñera, ahora deberán respetar y acercarse al partido republicano, si es que quieren ser parte de un futuro gobierno.
Si en los comicios de septiembre de 2022, Chile respiró y se alejó del abismo, ahora Chile vuelve a ver la luz, esta vez de la mano de quienes quieren trabajar, creen en Dios y en una familia como la que siempre tuvo Chile.
La plurinacionalidad, el lenguaje inclusivo, el crecimiento de un Estado asfixiante, los escaños reservados para «indígenas», la inmigración ilegal y los jueces garantistas empiezan a retirarse del escenario y retornan poco a poco los chilenos de bien, el respeto a las Fuerzas Armadas y Carabineros, el respeto a la bandera chilena, a la propiedad privada y a la libertad de los padres para decidir donde estudiarán sus hijos. Viva Chile.
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