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21 de mayo de 2024

Jesús Argumosa Pila
Jesús Argumosa PilaGeneral de División (R) Jefe de la escuela de Altos Estudios de la Defensa (2005-2009)

La contraofensiva de Ucrania

Si algo han dejado claro los 16 meses de combate de la guerra es que ninguna de las partes tiene las capacidades necesarias para lograr una victoria militar decisiva sobre la otra

Actualizada 09:25

Ucrania continúa con su contraofensiva en el este del país

Ucrania continúa con su contraofensiva en el este del paístwitter.com/DefenceU

El desarrollo de la guerra en Ucrania encierra continuas sorpresas. Cuando se tienen datos fehacientes de que se está efectuando la tan esperada contraofensiva ucraniana contra las posiciones defensivas rusas que se están fortificando ya desde el pasado otoño, se produce la rotura de la presa de Nueva Kajovka, provocando una terrible inundación junto a una crisis humanitaria de consecuencias impredecibles.
Rusia siempre tiene una respuesta inesperada y sorprendente cuando la campaña bélica de sus fuerzas militares se encuentra en dificultades. Desde que comenzó la guerra ha actuado así en varias ocasiones, en especial, amenazando con la puesta en alerta de sus fuerzas nucleares. El anunciado despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia para el próximo 8 de julio va también por este camino.

La destrucción de la presa de Kajovka

Desde el punto de vista estratégico-militar, no parece haber duda de que, con independencia de que la destrucción de la presa ha perjudicado gravemente a las posiciones defensivas rusas ubicadas en la orilla oriental del Dniéper, obligando a que sean retiradas entre 5 y 15 kilómetros más lejos del río, lo cierto es que la situación beneficia a Rusia, al menos, por tres importantes razones.
En primer lugar, porque disminuye el frente bélico en los cerca de doscientos kilómetros últimos del Dnièper antes de su desembocadura en el mar Negro. Es decir, de los casi 900 kilómetros que tenía el frente ahora pasa a unos 700. Menores necesidades de fuerzas para las posiciones defensivas rusas.
En segundo lugar, porque al menos por dos o tres meses que tarde en secarse el área inundada para permitir que los vehículos mecanizados y acorazados ucranianos puedan transitar por ella, las fuerzas rusas desplegadas en dicha zona pueden ser enviadas a otros lugares del frente donde refuercen a las actualmente desplegadas en las diferentes posiciones defensivas. En otras palabras, a corto plazo beneficia a Rusia y además le permite ganar tiempo.

Reconquistar Crimea

Y en tercer lugar, con esta decisión impide que las fuerzas ucranianas consigan una ventaja sustancial para reconquistar Crimea –la joya de la corona de Putin, donde se ubica la base naval rusa de Sebastopol, la única base naval rusa en aguas calientes– al mismo tiempo que evitan una posible maniobra envolvente en forma de pinza en coordinación con las operaciones ucranianas que están actuando de norte a sur contra las fuerzas rusas desplegadas tanto en la provincia de Jersón como la de Zaporiyia.
Todos los indicios sugieren que la causa de la rotura de la presa ha sido una explosión descartándose cualquier ataque de misiles o de artillería. También se descarta que la presa se haya «quebrado» repentinamente como resultado de la fuerte presión a que el agua embalsada somete a su estructura ya que la geotecnia nos dice que, en estos casos, la estructura da «avisos» previos presentando grietas o fisuras indicadores del posible daño o derrumbe que se pueda producir.
De todos modos, y en el supuesto caso de que haya sido Rusia la autora de la rotura –no parece lógico ni racional que haya sido Ucrania–, aparece una cuestión en el aire acerca de cuál ha sido la verdadera razón por la que Rusia ha tomado esta decisión cuando había otras formas de provocar la inundación como puede ser la apertura controlada de compuertas. ¿Ha sido debida esta actuación tan repentina a que se había detectado una posible contraofensiva ucraniana en esta zona del frente, acompañada de una operación de paso de ríos?
Otra cuestión en esta decisión de Rusia se refiere al posible daño que ha producido en la península de Crimea, toda vez que el Canal de Crimea del Norte que nace en la presa de Najovka y pasa por el Itsmo de Perekop, se usa para el riego de las tierras bajas del mar Negro y para abastecer de agua a Crimea. Este canal tiene una longitud cercana a 400 kilómetros, proporciona el 85 % del agua que consume Crimea y dispone de una estación de bombeo en Dzhangoi.
Si algo han dejado claro los 16 meses de combate de la guerra es que ninguna de las partes tiene las capacidades necesarias para lograr una victoria militar decisiva sobre la otra. Se podrá mover alguna línea del frente de combate, pero no será un indicador determinante para poner fin al conflicto. La pregunta que nos podemos hacer inmediatamente es ¿qué pretende conseguir la contraofensiva que están llevando a cabo en estos días las fuerzas ucranianas? Lo que es un hecho objetivo es que nunca será alcanzar una victoria militar definitiva ya que no están capacitadas para ello.

El objetivo más importante de Ucrania consiste en recuperar el corredor terrestre entre Donbás y Rostov del Don y Crimea

Para Ucrania, las noticias que nos llegan apuntan a que su objetivo más importante consiste en recuperar el corredor terrestre entre Donbás y Rostov del Don en oriente y la península de Crimea en el occidente, por donde atraviesa el abastecimiento de todo tipo de recursos a Crimea, aparte de lo suministrado a través del puente sobre el Estrecho de Kerch, consiguiendo llegar al mar de Azov y al mar Negro. A este objetivo se añade la recuperación de los territorios ocupados en el Donbás.
Sin embargo, el resultado de la contraofensiva debiera ser un objetivo realista: por un lado, infligir importantes pérdidas militares a las fuerzas rusas y, por otro, conseguir relevantes ganancias territoriales que permitan a Ucrania fortalecer su posición estratégica en las previstas negociaciones presentando unas bazas sólidas y creíbles que sean lo suficientemente fuertes y contundentes como para conseguir que Rusia acepte devolver territorios ocupados a cambio de ciertos aspectos de seguridad existencial que frecuentemente reclama.
La lógica de la paz nos dice que ha llegado el momento de que se desarrolle una visión sobre el estado final deseado de la guerra y que se active la diplomacia. Con independencia de que los principales actores en las previstas negociaciones serán Rusia y Ucrania, no hay que olvidar que otros sujetos también tendrán un importante rol en las mismas.

China quiere evitar la derrota de Rusia, su socio estratégico

Por un lado, China quiere evitar la derrota de Rusia, su socio estratégico; no quiere romper sus relaciones con Europa y se postula por evitar el uso de armas nucleares. Por otro, Estados Unidos quiere garantizar que Ucrania no sea derrotada, impedir que la OTAN se vea envuelta en un conflicto directo con Rusia y fortalecer la alianza transatlántica.
Es necesario planificar la diplomacia necesaria para lo cual se dispone, con las matizaciones necesarias y entre otras cosas, con los diez puntos de la propuesta de paz de Ucrania del 15 de noviembre de 2022, el plan de paz de China para la invasión rusa de Ucrania, del pasado 25 de febrero y que incluye doce asuntos, junto con las recientes conversaciones que está llevando a cabo el Vaticano con el envío a Ucrania del cardenal Zuppi, hombre de confianza del Papa Francisco que también tiene previsto viajar a Rusia. Estas iniciativas diplomáticas pueden llevarse a cabo simultáneamente con el desarrollo de la guerra.
Así ocurrió en la guerra de Corea en los 50 del siglo pasado. Algunos de los combates más cruentos tuvieron lugar a lo largo de los dos años de conversaciones para el armisticio, durante los cuales se produjeron cerca del 50 % de las bajas estadounidenses. A pesar de que, en este momento, ambas partes plantean posturas de máximos, la comunidad internacional demanda ya que la diplomacia transcurra en paralelo con la evolución de la guerra hasta que se llegue a un alto el fuego.
En virtud de lo expuesto, y con independencia de los éxitos que consiga la actual contraofensiva ucraniana, los principales actores de la comunidad mundial donde destacan los que se han señalado, la UE, India o Turquía, entre otros, además de Naciones Unidas, deberían hacer todo lo posible para poner en marcha la diplomacia correspondiente que contenga una estrategia, sustentada en una visión de un final deseado de la guerra, que posibilite un acuerdo de paz o al menos un armisticio para los próximos años.
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