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28 de abril de 2024

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

El presidente de Turquía, Recep Tayyip ErdoganAFP

El chantaje de Erdogan: la entrada de Suecia a la OTAN pasará factura a la Unión Europea

El presidente turco exige ahora reabrir la negociación de la membresía de Turquía a la UE a cambio de levantar el veto sobre el país nórdico

La entrada de Suecia a la Alianza Atlántica se ha convertido en un filón para Turquía. A media que se van cumpliendo las exigencias impuestas desde Ankara, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere más.
A escasas horas de reunirse con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, en el marco de la cumbre de Vilna, Erdogan ha lanzado un nuevo órdago: reabrir la negociación de la membresía de Turquía a la Unión Europea a cambio de levantar el veto sobre el país nórdico.
«Abran primero la vía a la adhesión de Turquía a la UE y después abriremos la vía a Suecia», ha exigido Erdogan. Ayer, el presidente turco mantuvo una conversación con su homólogo estadounidense, Joe Biden, en la que acordaron mantener un encuentro bilateral en el marco de la cumbre, que tendrá lugar mañana y el miércoles. Biden espera poder convencer a Erdogan de que acepte, de una vez por todas, a Suecia.
Sin embargo, el turco ha subido la apuesta. La entrada de Suecia a la Alianza ya no solo afecta a Estocolmo, sino que también a Estados Unidos y a la Unión Europea. El país nórdico ha tenido que modificar su Constitución y aprobar una nueva ley antiterrorista para cumplir con las exigencias de Ankara.
Aún así, para Turquía no es suficiente, que también exige la venta de F-16 por parte de Washington. Aunque Erdogan pretenda evitar que se asocie la solicitud de Ankara de obtener estos cazas con la candidatura de Suecia. Pero para que el país nórdico pueda acceder a la Alianza Atlántica no solo basta con todo esto. A un día de la cumbre de Vilna, el país euroasiático ha impuesto un nuevo requisito, la adhesión.
La sorpresa en Bruselas ha sido máxima, la candidatura de Ankara a la Unión Europea lleva años congelada. La portavoz de Exteriores de la UE, Nabila Massrali, en una rueda de prensa con periodistas ha aclarado que las vías de comunicación entre Ankara y la institución comunitaria «están abiertas», pero que la adhesión es «un proceso largo y complicado». Massrali ha evitado hacer más comentarios al respecto.
Las relaciones entre la UE y Turquía son muy complejas y se remontan hasta el año 1963 con el Acuerdo de Ankara, este fue el punto de salida para la creación de la Unión Aduanera (UA). Desde entonces, la afinidad entre ambos se puede definir como una montaña rusa. Ankara estuvo muy cerca de conseguir la adhesión, pero el golpe de Estado en Turquía, en 2016, y la posterior deriva autoritaria de Erdogan acabó por romper todos los puentes.
De hecho, El Consejo Europeo, en su último informe sobre el país euroasiático, expresó «su profunda preocupación por los recientes y reiterados actos y declaraciones de Turquía» y espetó a Ankara a respetar «plenamente el Derecho internacional». Así las cosas, Erdogan vuelve a utilizar el veto a Suecia para sus aspiraciones personales. El reto a la UE complica aún más las aspiraciones atlantistas del país nórdico.
Turquía lleva esperando para formar parte de la institución desde 1999, cuando se le concedió al país el estatus de candidato oficial a la adhesión. 24 años después, el presidente turco ha visto en Suecia la oportunidad perfecta para obligar a la UE a reabrir el debate sobre la membresía turca: o los dos o ninguno, última oferta.
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