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18 de mayo de 2024

Prigozhin Wagner

Imagen de archivo de Yevgeny Prigozhin junto con algunos de sus mercenarios Wagner en UcraniaAFP

546 días de guerra en Ucrania

Yevgeny Prigozhin: el señor de la guerra que se atrevió a disputar el poder de Rusia a Vladimir Putin

El líder del Grupo Wagner murió cuando su avión se estrelló envuelto en llamas cerca de Moscú

Yevgeny Prigozhin, el temible señor de la guerra ruso, líder y fundador del Grupo Wagner, ha muerto.
Oligarca a la sombra del Kremlin, antiguo preso en las oscuras cárceles de Rusia, rehabilitado y convertido en el rey de los perritos calientes, punto de partida de su imperio de restauración hasta lograr el contrato para proporcionar comida a la corte del presidente ruso, lo que le valió el apodo de «el chef de Putin», se convirtió en el terror de las fuerzas ucranianas, pero también de la élite del gobierno ruso.
El avión en el que viajaba desde Moscú con destino a San Petersburgo se precipitó a tierra envuelto en llamas.
Oficialmente ha sido un accidente. Los voceros del Grupo Wagner aseguran que fue derribado por una batería antiaérea por orden del Kremlin.
En cualquier caso, es el final de un hombre que creció a rebufo de Vladimir Putin hasta convertirse en el señor de la guerra más poderoso de Rusia gracias a sus mercenarios del Grupo Wagner.
Prigozhin dio el gran salto de las cocinas del Kremlin al dominio del poder con su fábrica de «bots» de internet por medio de su empresa Concord Group, que lo mismo gestionaba su red de restaurantes como construía una red de hackers al servicio del gobierno ruso.
Con los hackers de Concord fue capaz de lanzar ataques cibernéticos contra intereses de gobiernos extranjeros. Con sus acciones de pirateo informático logró inmiscuirse en elecciones en Estados Unidos, en países europeos o en el referéndum del Brexit.
Sus acciones le valieron la confianza del presidente ruso que le dio todas las facilidades y el respaldo estatal necesario para que fundara su compañía de mercenarios del Grupo Wagner, junto con el conocido mercenario de ideología neonazi Dmitri Utkin.
Wagner se destacó en África, donde hizo y deshizo gobiernos a placer de Moscú con una influencia cada vez mayor, principalmente en el Sahel, pero también en el África subsahariana.
El estallido de la guerra de Ucrania el 24 de febrero de 2022 fue el gran salto hacia adelante del Grupo Wagner, y también su maldición.
En Ucrania el Grupo Wagner se mostró muy superior al Ejército regular ruso. Frente a los mal entrenados, desmoralizados e indisciplinados soldados de Moscú, los mercenarios Wagner se mostraron como una fuerza de élite con decenas de miles de tropas bien entrenadas, fuertemente armadas y sin ningún tipo de ética de guerra.
El martillo con el que ejecutaban a los traidores aplastándoles la cabeza se convirtió en el signo del Grupo y su cada vez más nutrido club de fans ultranacionalistas.
Los éxitos de Wagner frente a los fracasos del Ejército ruso le valieron a Prigozhin la simpatía del pueblo ruso –del más ultranacionalista– y la animadversión del alto mando militar, en especial del jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov, y del ministro de Defensa, Sergei Shoigu.
Pese a todo, la guerra en Ucrania no ha sido un paseo. Las fuerzas ucranianas causaron una enorme mortandad a las tropas rusas y Wagner.
El empleo de soldados rasos como carne de cañón como paso previo al avance de las tropas de élite mercenarias hizo que pronto los cadáveres se amontonaran, y que las conquistas de territorio se lograran a costa de un número de bajas insostenible.
Prigozhin se encontró en Bajmut con que sus mercenarios escaseaban. Una vez más, recurrió al salvavidas de Putin. El Kremlin le autorizó a reclutar en cárceles rusas, una fuente inagotable de casquería para las carnicerías ucranianas.
Fue precisamente en la batalla de Bajmut, que finalmente logró conquistar el Grupo Wagner, donde estalló la guerra abierta entre Prigozhin por un lado, y Shoigu y Gerasimov por otro.
En esa batalla, Prigozhin contó con la alianza del general Sergei Surovikin, jefe de las fuerzas aeroespaciales de Rusia, ahora destituido.
En un vídeo grabado desde un cementerio del Grupo Wagner en Ucrania y dirigido a Shoigu y Gerasimov, Prigozhin acusó al Kremlin de privarle del armamento necesario: «Estos son los miembros del Grupo Wagner que han muerto hoy. La sangre aún está fresca. Escúchenme, cabrones. Eran padres e hijos de alguien. Esa basura que no nos da municiones desayunará en el infierno».
«Shoigu, Gerasimov, ¿dónde está la jodida munición?», reclamaba Prigozhin.
En todo momento negó que se tratara de un golpe de Estado, pero durante el motín dispararon contra tropas regulares rusas y derribaron seis helicópteros y un avión.
Finalmente, tras una supuesta intermediación del presidente bielorruso Aleksandr Lukasenko, el Grupo Wagner detuvo su avance a escasos kilómetros de Moscú.
El acuerdo alcanzado con el Kremlin implicaba la salida de Wagner de Ucrania, el internamiento de los mercenarios en campos militares en Bielorrusia y el exilio de Prigozhin en África, donde se le permitiría continuar con sus actividades al frente del Grupo Wagner.
Prigozhin llegó al final del camino el miércoles 23 de agosto. Su muerte deja detrás un reguero de crímenes de guerra, de sangre de ucranianos inocentes torturados y asesinados a manos de sus mercenarios.
Sin embargo, el señor de la guerra no pudo escapar a la venganza fría de otro criminal situado a su altura, el presidente ruso Vladimir Putin.
«Es una puñalada por la espalda. El que organizó y preparó la rebelión militar traicionó a Rusia y responderá por eso», declaró Putin tras el motín del Grupo Wagner. Y su amenaza se cumplió: Prigozhin, finalmente, respondió por ello.
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