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15 de mayo de 2024

Un palestino armado camina entre los escombros de un edificio dañado durante una redada de tropas israelíes en el campo de refugiados de Nur Shams

Un palestino armado camina entre los escombros tras la redada de tropas israelíes en el campo de refugiados de Nur ShamsAFP

La guerra entre Israel y Hamás amenaza con expandirse a Cisjordania y el Líbano

El país hebreo teme que la incursión terrestre en la Franja de Gaza abra nuevos frentes y, por ello, ha intensificado las redadas en los territorios ocupados

Israel acumula, desde hace una semana, tropas en torno a la Franja de Gaza. La incursión terrestre, como respuesta al ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre, se intuía inminente. El propio primer ministro, Benjamin Netanyahu, lanzó un ultimátum al enclave. Daba 24 horas de margen para que lo gazatíes del norte abandonaran sus hogares y buscaran refugio en el sur ante la entrada del Ejército israelí.
El ultimátum finalmente no se cumplió y las tropas del país hebreo se resisten, por ahora, a entrar al enclave costero. Sin embargo, parece que ese temido momento se acerca. Ayer, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, se desplazó hasta la frontera con Gaza y aseguró a los soldados que «pronto» verían el enclave palestino «desde dentro». Las razones de por qué se ha retrasado esta operación son múltiples. En primer lugar, la llegada a Israel de líderes mundiales de la talla de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, o el primer ministro británico, Rishi Sunak, ha podido influir en la decisión de posponer la incursión por motivos de seguridad.
Pero, el principal motivo de este retraso es que la operación terrestre de Gaza provoque la ampliación de la guerra hacia otros frentes, como podrían ser el caso de Cisjordania o Hezbolá, en el norte de Israel. Los últimos ataques contra el enclave palestino, sobre todo tras el bombardeo contra el hospital Al Ahli al Arabi, cuya autoría aún no se ha podido determinar, han causado un aumento de la violencia en los territorios ocupados.
Los enfrentamientos entre los soldados y colonos israelíes y los palestinos en Cisjordania se han vuelto mortales. Desde el inicio de la guerra en Gaza, al menos 79 palestinos han muerto en este territorio, mientras que más de 520 han sido detenidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Las incursiones del Ejército israelí en Cisjordania se han intensificado en busca de simpatizantes o milicianos de Hamás. Durante la noche del jueves, las FDI protagonizaron un asalto al campo de refugiados de Nur Shams, que acabó con la vida de trece palestinos, según ha informado Ministerio de Sanidad dependiente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
«El Ejército de ocupación israelí ha cometido una masacre en el campamento de Nur Shams, en Tulkarem, durante su agresión de ayer», ha condenado la ANP, en un comunicado en su cuenta de Facebook. «El balance de muertos ha subido a trece mártires, incluidos cinco niños», ha lamentado. Los enfrentamientos en el campo de refugiados se han saldado también con la muerte de un oficial israelí y otros nueve agentes heridos por el lanzamiento de un artefacto explosivo de fabricación casera contra las fuerzas de Israel.
Este aumento de la violencia en Cisjordania supone un desafío tanto para Israel como para la Autoridad Nacional Palestina, el único órgano de gobierno palestino reconocido internacionalmente y que tiene su sede en Ramala. Hamás está tratando de «envolver a Israel en una guerra de dos o tres frentes», incluyendo la frontera libanesa y Cisjordania, ha asegurado a la agencia Reuters el portavoz militar israelí, el teniente coronel Jonathan Conricus.
La ANP, con Mahmud Abás al frente, se ha mantenido en un discreto segundo plano desde el inicio de la contienda entre Hamás e Israel. Abás ha condenado el asesinato de civiles tanto por parte de Israel como del grupo terrorista Hamás. Pero su influencia ha ido perdiendo fuerza entre la población palestina, que le consideran como un colaborador de las políticas de asentamientos de Israel.

La amenaza de Hezbolá

La milicia chií libanesa ha aprovechado la guerra entre Hamás e Israel para abrir un nuevo frente en el norte del país hebreo. Hezbolá lanzó varios ataques contra territorio israelí el pasado 8 de octubre, como muestra del apoyo de esta milicia al grupo terrorista palestino. Desde entonces, el norte de Israel vive en medio de un fuego cruzado con el sur del Líbano.
Cada día que pasa, el enfrentamiento entre el Ejército israelí y Hezbolá va a más y se teme que este abra un nuevo frente en el norte del país hebreo. Israel ya ha empezado a tomar medidas de precaución ante este escenario. Esta mañana, Israel, que ya ha evacuado 28 comunidades situadas al norte del país, ha hecho lo propio con la ciudad de Kiryat Shemona, como consecuencia de los constantes ataques. Desde el pasado 7 de octubre, estos enfrentamientos han causado la muerte de una veintena de personas del lado libanés, mientras que Israel contabiliza tres muertes.
Los tambores de una nueva guerra entre Israel y el Líbano, como la de 2006, empiezan a resonar, pero en este caso el país hebreo teme que tenga que combatir en tres frentes diferentes: con Hamás, en Gaza y Cisjordania, y con Hezbolá, en el norte del país. El país hebreo ya demostró durante la Guerra de los Seis Días que es capaz de combatir y ganar en varios frentes, a pesar de que el ataque por sorpresa de Hamás del pasado 7 de octubre ha vuelto a traer a la memoria los fantasmas del ataque sorpresa que iniciaron la guerra de Yom Kipur.
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