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AnálisisZoé Valdés

A cada presidente norteamericano, sus deportaciones

Los únicos que en la región merecen el estatus de refugiados políticos son los cubanos, quienes sobreviven bajo una tiranía comunista desde hace más de 66 años, en un país donde no se han celebrado elecciones libres

Montaje presidentes Estados UnidosDavid Díaz

He leído diversas especulaciones acerca de las recientes órdenes firmadas por el presidente Donald Trump con relación a las deportaciones de ilegales, incluidas las de venezolanos con TPS (estatus de protección especial en sus siglas en inglés), que todavía no se han producido y que tardarán en producirse.

Bien, al parecer la gente –el vulgo, que diría Cervantes, con mérito– no tiene memoria. La prensa seguramente sí la tiene, oficio obligue, pero sabemos que la prensa oficialista ensobrada publica lo que le ordenan; la verdad no está en sus prioridades inmediatas, mucho menos con relación al actual presidente elegido con mayoría democrática en Estados Unidos.

La administración estadunidense que más mexicanos (solo mexicanos) ha deportado es la de Clinton, con más de 7 millones

Para los que no tienen memoria, o la tienen, pero no les interesa o no les conviene refrescarla, les recuerdo que «la administración estadunidense que más mexicanos (solo mexicanos) ha deportado es la de Bill Clinton, con 7.447.000 nacionales» devueltos al país, entre 1993 al año 2000; sucedió durante el Gobierno de Ernesto Zedillo, de acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Migración.

La situación de los venezolanos mermó en importancia política tras el primer mandato de Donald Trump (2016-2020), luego que los líderes nominados a dedo entonces rechazaran, como hace hoy mismo el presidente electo Edmundo González, una contundencia mayor por la parte estadounidense con la intención real de acabar con ese régimen dictatorial de una vez.

Bastaron cuatro años bajo el mando de Joe Biden –por nombrar a alguien, o quien fuera que estuviese al mando– para que las razones políticas se emborronaran de a viaje, a Nicolás Maduro le diera tiempo de vaciar las cárceles y los manicomios y (tal como hizo Fidel Castro durante varias oleadas de inmigración) a través del Tren de Aragua, o del medio vehicular que tuviera a mano, infiltrara a Estados Unidos de entes sociales o antisociales que por el mero hecho de ser quienes son irían a acometer la desestabilización del país.

El TPS, su nombre lo indica, es una situación temporal proteccionista y no garantiza absolutamente nada fuera de una justificación social, ni siquiera política.

Ha sucedido también con los cubanos en Estados Unidos: han sido deportados en el pasado y hasta hace muy poco, sobre todo cuando Barack Obama los despojó sin contemplaciones del derecho a la Ley Pies Secos, Pies Mojados; por cierto, muchos miraron hacia otro lado, o peor. El nivel de alegría de los mexicanos en redes sociales daba vergüenza.

La deportación de cubanos ha sucedido en México de forma violenta, mediante secuestros se llevó a cabo con probados opositores políticos. Recién ha ocurrido en Guyana, desde donde deportaron al opositor, expreso político, Jorge Cervantes, exiliado en el 2024.

Les recuerdo que los únicos que en la región merecen el estatus de refugiados políticos son los cubanos, quienes sobreviven bajo una tiranía comunista desde hace más de 66 años, en un país donde no se han celebrado elecciones libres y mucho menos se le ha permitido a la oposición participar, por ninguna vía, de elecciones de ningún tipo. De otro lado, a la mascarada electorera de la tiranía no se le puede llamar elecciones.

el «Jefe de las Deportaciones» –masivas– todavía sigue siendo Bill Clinton

¿A cuánto asciende entonces el número de personas que fueron deportadas bajo Obama? El presidente Barack Obama fue mencionado y todavía es nombrado muy frecuentemente por grupos de inmigración como el «Jefe de las Deportaciones.» En verdad el «Jefe de las Deportaciones» –masivas– todavía sigue siendo Bill Clinton, aunque Obama no queda rezagado: entre 2009 y 2015 su administración expulsó, siempre mediante deportaciones, a más de 3.6 millones de inmigrantes, respaldado por el uso de las órdenes migratorias firmadas por su puño y letra. Esta cifra no incluye el monto de las personas «auto deportadas» o rechazadas inclusive si demandaron el asilo político, o sea, esa cantidad no contempla a las personas que regresaron a sus países rechazados desde la frontera por Aduanas y Protección de la Frontera de Estados Unidos.

Pudiera continuar en este artículo con las deportaciones bajo los republicanos, aunque les aseguro que sus acciones han sido muy menores, como lo fue bajo el primer mandato de Donald Trump, quien deportó a 1,19 millones de personas. De modo, que no se dejen llevar por el alarmismo, ni por el llantico histérico mal actuado de las actrices de turno de un Hollywood cada día más oligofrénico.