Fundado en 1910
El primer ministro británico, Keir Starmer, pronuncia un discurso durante una rueda de prensa en la sala de prensa del número 9 de Downing Street

El primer ministro británico, Keir StarmerAFP

Starmer cede a la presión y reabre el grifo de las ayudas a pensionistas tras su primer gran tropiezo

La impopular retirada del subsidio energético provoca la primera rectificación de peso del Gobierno laborista

Keir Starmer, primer ministro británico, ha terminado por reconocer lo que millones de británicos llevaban meses gritando: retirar las ayudas universales para pagar la factura energética invernal a los pensionistas fue un error. Lo que comenzó como una promesa de «rigurosidad económica» terminó convirtiéndose en una bola de nieve política que ha obligado al Gobierno laborista a dar marcha atrás.

En un país donde los volantazos políticos se pagan caro, Starmer ha confirmado en el Parlamento que su Ejecutivo quiere ampliar nuevamente el número de beneficiarios del subsidio energético de invierno, rectificando así una de las decisiones más polémicas desde su llegada a Downing Street.

La medida fue impulsada por la ministra de Economía, Rachel Reeves, que en su afán por cuadrar las cuentas eliminó una ayuda vigente desde hace dos décadas, instaurada bajo el mandato laborista de Gordon Brown. Solo un millón de pensionistas, los considerados más vulnerables, mantuvieron la ayuda. Los otros diez millones, muchos de ellos con ingresos modestos pero por encima del umbral técnico de «vulnerabilidad», quedaron fuera. El resultado fue un aluvión de quejas, críticas de sus propias bases y un desplome de apoyo entre los votantes de edad avanzada.

Las consecuencias no tardaron en llegar. El pasado 1 de mayo, el Partido Laborista sufrió una dura derrota en las elecciones municipales, perdiendo incluso en feudos tradicionales. La localidad de Runcorn, donde triunfó la derecha populista de Nigel Farage, se convirtió en símbolo del descontento. Los pensionistas, enfadados por lo que consideran una traición, se sintieron abandonados por un Gobierno al que habían dado su confianza.

Starmer, que hace apenas diez meses lograba una mayoría histórica, enfrenta ahora una pérdida de credibilidad. A pesar de que intenta justificar el giro como una «decisión basada en las circunstancias económicas», el daño político está hecho. La frase que repite ahora —«solo tomaremos decisiones cuando haya dinero para respaldarlas»— suena más a maniobra de contención que a planificación responsable.

A video grab from footage broadcast by the UK Parliament's Parliamentary Recording Unit (PRU) shows Britain's Prime Minister Keir Starmer (R) listening as Britain's Chancellor of the Exchequer Rachel Reeves delivers her Autumn budget statement in the House of Commons in London on October 30, 2024. (Photo by PRU / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / PRU " - NO MARKETING - NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS

Starmer escuchando a la ministra de Economía, Rachel ReevesAFP

El Ejecutivo tiene ante sí una tarea incómoda, que es revertir el daño sin deshacer su relato de estabilidad fiscal. Pero con una economía estancada, una inflación que ronda el 4 % y la necesidad de subir impuestos en el próximo presupuesto de otoño, el margen de maniobra se estrecha. El primer gran error político de Starmer ya está en la hemeroteca. El giro ha sido inevitable. Lo que está por ver es si esta rectificación bastará para frenar la caída en popularidad o si será el comienzo de un proceso más profundo de desgaste.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas