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Un caza de combate F-35, a bordo del portaaviones británico HMS Prince of Wales en Nordic Response 24

Un caza de combate F-35, a bordo del portaaviones británico HMS Prince of Wales en Nordic Response 24HMS Prince of Wales

El samario, el extraño mineral que controla China y pone en jaque a la industria militar de EE.UU.

El principal usuario estadounidense de samario es Lockheed Martin, que incorpora aproximadamente 22,7 kilogramos de imanes de samario en cada avión de combate F-35

La predilección por los bajos costes de las materias primas chinas se extiende a minerales claves que incluso son necesarios para mantener la superioridad militar de Occidente, eso explica que la industria de defensa estadounidense y europea ha creado una peligrosa dependencia del samario de bajo costo proveniente de China.

Con las limitaciones impuestas por el régimen de Pekín a las exportaciones de siete tipos de metales de tierras raras, así como de los imanes fabricados con ellos, la cadena de suministro de la hasta ahora dominante industria armamentista occidental, está bajo presión, si no que paralizada.

Específicamente el samario, un elemento poco conocido fuera de los círculos industriales y militares, resulta esencial para la fabricación de imanes capaces de soportar temperaturas tan elevadas que pueden fundir el plomo sin perder su fuerza magnética.

Estos imanes son indispensables en la fabricación de motores eléctricos de alta velocidad y espacios reducidos, como los que se encuentran en las ojivas de misiles y en aviones de combate.

Samario y su simbología

Samario y su simbologíatierrasraras.org/samario

«China produce todo el suministro mundial de samario, un metal de tierras raras particularmente desconocido que se utiliza casi exclusivamente en aplicaciones militares», apuntó The New York Times, destacando así la importancia de la decisión adoptada hace unas semanas por el régimen chino.

La interrupción del suministro de samario pone palos en las ruedas del esfuerzo de Estados Unidos y sus aliados europeos por reconstruir sus inventarios de armamento avanzado, reducidos por los envíos a Ucrania tras la invasión rusa y, en el caso estadounidense, a Israel durante el conflicto en Gaza y la guerra en curso contra Irán.

El principal usuario estadounidense de samario es Lockheed Martin, que incorpora aproximadamente 22,7 kilogramos de imanes de samario en cada avión de combate F-35.

Según recuerda The New York Times, en el pasado los ejércitos occidentales dependían de una fábrica en La Rochelle, Francia, que refinaba samario a partir de mineral procedente de Australia. El cierre de esta planta en 1994, motivado en parte por preocupaciones medioambientales y regulaciones europeas, dejó el mercado en manos de la producción china, especialmente en Baotou, una ciudad de la región de Mongolia Interior conocida por su laxa aplicación de normas ambientales.

Después de que Baotou se consolidara como el principal proveedor mundial de samario, el Congreso de Estados Unidos ordenó en 2009 al Departamento de Defensa elaborar un plan para reducir la dependencia de este mineral chino.

Tras millonarias inversiones tanto públicos como privados los intentos de producción nacional en Estados Unidos fracasaron dado que de acuerdo a los inversionistas el mercado del samario era tan pequeño que no resultaba rentable para los dos productores estadounidenses que competirían en su extracción, procesamiento y comercialización.

Ahora, el régimen comunista chino aprovecha esta dependencia y a la vez debilidad occidental para forzar negociaciones o incluso estrangular la cadena de suministro de armamento, especialmente el estadounidense.

El Ministerio de Comercio de China justificó la decisión de restringir la exportación de imanes resistentes al calor incluido el estratégico samario en que buscaba «salvaguardar la seguridad nacional» y «cumplir con obligaciones internacionales como la no proliferación».

Tal decisión de China, literalmente, dejó a los ejércitos occidentales sin alternativas viables para abastecerse de este metal clave para la industria militar y aunque retomar la producción nacional en suelo estadounidense podría ser una opción tomará mucho tiempo romper la dependencia construida por años con China.

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