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Ese «débil» y anunciado ataque de Irán a las bases de Estados Unidos que no ha dejado víctimas

Donald Trump agradeció a Teherán por avisar de los bombardeos y dio por zanjado el conflicto: «Mis felicitaciones al mundo, es tiempo para la paz», escribió en su red social

Actualizada 04:43

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que Israel e Irán han alcanzado un pacto para un alto el fuego

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que Israel e Irán han alcanzado un pacto para un alto el fuegoAFP

La Casa Blanca sabía que Teherán estaba obligado a responder. La cuestión era hasta dónde estaba dispuesto a llegar el régimen de los ayatolás. Las hipótesis que barajaban apuntaban a dos alternativas. La primera y más pragmática, encaja como un guante a lo que hemos visto hasta ahora: Teherán atacaría a las bases estadounidenses de la región sin ensañarse ni causar víctimas. Así fue, las elegidas fueron las de Qatar e Irak. Usaron 14 misiles, el mismo número que Estados Unidos en la Operación Martillo de Medianoche.

La otra opción, defendía exactamente lo contrario: Irán devolvería el golpe con una intensidad similar al recibido y además pondría en marcha a sus proxis, o lo que queda de ellos, para desatar una cadena de atentados en territorio estadounidenses o uno suicida que hiciera historia, como los de las Torres Gemelas. Esto, no parece que vaya a suceder.

The New York Times, uno de los periódicos que más rencor le guarda a Donald Trump, publicó que los bombardeos de Irán a las bases americanas son una pantomima, una farsa interpretada de común acuerdo con Washington que permite a las dos partes salvar la cara. Este argumento sostiene que, de este modo, los enemigos históricos quedan en tablas, o algo parecido, y podrán volver a barajar y dar de nuevo en la mesa de la negociación del acuerdo nuclear que Trump dinamitó en su primera legislatura.

El presidente de Estados Unidos estaría, según su hipótesis y como ha hecho, en condiciones de minimizar la respuesta del país persa. Además, habría satisfecho los deseos de «Bibi» Netanyahu, retrasado el programa nuclear que Irán se resiste a abandonar y le forzaría a retomar las negociaciones rotas este mes tras los ataques de Israel.

En efecto, el Ejército israelí dio las últimas horas por zanjada su ola de ataques «más extensa» sobre Irán desde que comenzó la guerra el pasado 13 de junio. Effie Defrin, portavoz de las FF. AA., lo confirmó: «Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) completaron la ola de ataques más extensa que han llevado a cabo hasta la fecha en Teherán. Como parte de la ola de ataques, 50 aviones de combate de la Fuerza Aérea lanzaron más de 100 municiones y atacaron objetivos militares del régimen iraní», concluyó.

Trump esta madrugada pareció también dar el asunto por finiquitado. «Los sitios que atacamos en Irán quedaron totalmente destruidos, y todo el mundo lo sabe. Solo los medios de comunicación falsos dirían algo diferente», escribió en su red Truth Social.

El Pentágono confirmó que no hubo víctimas en ningún caso aunque sí daños materiales

Si el transcurrir de las horas no invalida la tesis del acuerdo bajo cuerda entre Irán y EE. UU., las aguas que hicieron disparar el precio del petróleo ante una posible guerra frontal empezarán a volver a su cauce. De hecho, el precio del crudo ya está en caída libre. Otro elemento que avala la teoría del «acuerdo» es que Irán avisó a Qatar del bombardeo que es lo mismo que llamar a Washington donde, por cierto, el Pentágono confirmó que no hubo víctimas en ningún caso aunque sí daños materiales.

Otro dato parece dar peso a esa opción, a pesar de que el Parlamento iraní había aprobado cerrar el estrecho de Ormuz, esta decisión no llegó ni parece que llegue a ejecutarse. El secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió temprano que hacerlo supondría «un suicidio económico» para Irán y anticipó un recrudecimiento de esta particular guerra que, como Putin hace en Ucrania, nadie se quiere referir a ella por su nombre propio. «Estamos en guerra con el programa nuclear, no con Irán,» insiste la Administración Trump.

Tampoco parece que Xi Jinping y Vladimir Putin, que tanto se escandaliza por lo que sucede en Irán mientras lleva tres años tratando de conquistar Ucrania, apoyen la idea de interrumpir el tráfico marítimo por donde pasa el 20 % del crudo que se comercia en el mundo. Aunque Pekín tiene voluminosas reservas, los efectos no serían deseables y sí onerosos, en el sentido material y en el resto.

«Irán ha respondido oficialmente a nuestra destrucción de sus instalaciones nucleares con una respuesta muy débilDonald TrumpPresidente de Estados Unidos

El presidente de Estados Unidos, que despistó a todos al decir que se tomaba un par de semanas para decidir si atacaba Irán, se reunió anoche con el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, tras los bombardeos iraníes a las bases estadounidenses.

Trump, subestimando la Operación Bendición de Fatah (Anuncio de la Victoria), escribió después en su red social: «Irán ha respondido oficialmente a nuestra destrucción de sus instalaciones nucleares con una respuesta muy débil, algo que esperábamos y que hemos contrarrestado con gran eficacia. Se han disparado 14 misiles: 13 fueron derribados y uno se dejó pasar, ya que no era una amenaza», escribió en Truth Social.

Donald Trump ha demostrado ser un aliado incondicional de Netanyahu que precisaba su apoyo, ayuda, colaboración, soporte o como se lo quiera llamar, pero Trump también detesta el régimen de los ayatolás. Sus palabras al afirmar que su líder supremo Ali Jamenei era un blanco fácil al conocer donde se encuentra, parece que influyeron para que éste dejase atada y bien atada la cadena de sucesión en caso de morir bajo el peso o el efecto de una bomba.

La intervención inesperada en esta crisis del hijo del difunto y derrocado Sah de Persia, -derrocado por la Revolución Islámica en 1979- al ofrecerse como mediador para facilitar una transición democrática en Irán, también ha llamado la atención. Reza Ciro Pahlaví, hijo de Farah Diba, es el símbolo de unión de la diáspora iraní. Trump también dijo que no descartaba que el efecto de los bombardeos pudiera significar el principio del fin de los Ayatolás, algo poco verosímil, al menos, hoy por hoy.

Quizás The New York Times andaba desencaminado y lo que vamos a ver en las próximas horas va a ser una escalada sin límite, pero quizás, -y parece lo más probable- también descubramos que el periódico dio en el clavo. Ojalá que no esta opción sea la buena, porque las guerras y eso lo saben todos, empiezan y terminan mal. Un último gesto parece darle la razón al diario neoyorquino. «Mis felicitaciones al mundo, es tiempo para la paz», escribió o se despidió Donald Trump anoche en Truth Social.

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