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Melbourne (Australia), 07/07/2025.- A photo made available on 07 July 2025 shows defendant Erin Patterson (R) in Melbourne, Australia, 15 April 2025 (issued 07 July 2025). A jury has reached a verdict that Erin Patterson was found guilty of all counts for cooking a mushroom lunch that killed three relatives and injured another. EFE/EPA/JAMES ROSS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT

Erin Patterson durante una de las vistas del juicio donde ha sido declarada culpable de doble aseesinatoEFE

Cadena perpetua: la sentencia más probable para la envenenadora de setas australiana

El Tribunal la declaró culpable del triple asesinato de su exsuegros y una tía y de intento de asesinato de otro familiar

Erin Patterson era y es culpable del asesinato de sus ex suegros y de una tía de su ex marido. La australiana, de 50 años, no convenció al jurado de que la receta de solomillo Wellington que preparó con setas venenosas fue una accidente, un selección equivocada en su recolección campestre. El jurado no tuvo dudas y ella, la mujer que quiso vengarse de su ex marido, al que también había invitado a la mortal comida, ya no tiene escapatoria.

El juicio, que comenzó el pasado mes de junio, ha sido uno de los más mediáticos de Australia. Cadenas de televisión nacionales e internacionales lo han seguido día a día así como corresponsales y enviados especiales. La historia parecía propia de una novela de Agatha Christie, pero el misterio ha quedado resuelto para los 12 miembros del jurado.

Tras más de 10 semanas de juicio, con la comparecencia de medio centenar de testigos en Morwell, estado de Victoria, la justicia ha declarado que Erin Patterson envenenó deliberadamente a Gail y Don Patterson, de 70 años, y a la hermana de la primera, Heather Wilkinson, de 66. En rigor, también le sirvió una abundante ración de comida al marido de ésta, Ian Wilkinson, pero éste, milagrosamente, y tras recibir un tratamiento médico muy severo, logró sobrevivir.

El «festín» se celebró el 29 de junio de 2023. Erin, según su declaración invito a su antigua familia política y a su ex marido, Simon Petterson, que no acudió a la cita, a una comida en su casa. El motivo, según su declaración, fue que quería informarles de que le habían diagnosticado cáncer, noticia que deseaba compartir con la familia.

A lo largo del proceso se descubrió que no había padecido ninguna enfermedad grave y mucho menos le habían diagnosticado cáncer.

Según la condenada el menú fue seleccionado con todo mimo y detalla y en ningún momento tuvo intención de hacer daño a sus víctimas. En el juicio no la creyeron. Entre otras razones porque se ocupó de que sus hijos no probasen bocado de la carne, del recubrimiento de hojaldre, de las setas, del puré de patatas y de las judías verdes. También llamó la atención que en la mesa todos los platos eran del mismo color salvo el suyo.

La asesina, cuyo caso ha traspasado fronteras, se declaró inocente a lo largo del juicio y en ningún momento reconoció los hechos que los 12 miembros del jurado consideran probados. Su suerte ahora está echada y el futuro que le espera es una prisión de máxima seguridad. El detalle pendiente pro conocer es la sentencia. No hay fecha prevista para su difusión, pero todo apunta a que la pena será cadena perpetúa.

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