La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en el marco de la Conferencia de Recuperación de Ucrania 2025, en Roma
Cómo la Italia de Meloni se ha convertido en el epicentro de la diplomacia mundial
Cuando Giorgia Meloni ganó las elecciones generales de Italia en septiembre de 2022, al frente de Hermanos de Italia, casi toda Europa la miró con recelo. Un mes después, en octubre, fue nombrada oficialmente primera ministra y logró otro hito aún más relevante: convertirse en la primera mujer en ocupar este puesto en el país, mientras que, paradójicamente, la izquierda italiana mostraba su absoluto descontento y rechazo. Sin embargo, y a pesar de lo difícil que se lo pusieron en un principio las grandes potencias europeas —Francia, Alemania o Reino Unido—, Meloni ha demostrado ser una aliada fiable y comprometida.
Tres años después de acceder al cargo, la primera ministra de Italia ha logrado posicionarse como el puente clave entre Estados Unidos y la Unión Europea, gracias a su buena sintonía con el republicano Donald Trump, así como una socia fiable para el resto de los países miembros en temas como la inmigración, la seguridad o la guerra en Ucrania. En la cumbre de la OTAN, Meloni volvió a hacer gala de una gran altura de miras cuando se comprometió, junto al resto de los 32 países miembros, a aumentar el gasto en Defensa hasta el 5 %.
Todos estos gestos han vuelto a elevar a Italia a una posición protagonista en el Viejo Continente. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue el último en dejar atrás sus prejuicios y, el pasado mes de junio, sellaron la paz tras una tormentosa relación. Todo esto ha permitido que la capital italiana, Roma, se haya convertido en el epicentro de la diplomacia mundial. Tanto es así que este jueves y viernes se celebró en esta urbe la IV cumbre para la reconstrucción de Ucrania, que contó, entre otros, con la presencia del mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, y que de paso aprovechó para reunirse antes con el representante especial de la Casa Blanca para su país, Keith Kellogg.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, durante la IV cumbre para la reconstrucción de Ucrania, en Roma
Además, Estados Unidos escogió a Italia para ser uno de los países donde reunirse, de manera indirecta, con los negociadores de Irán para tratar de avanzar en un acuerdo nuclear. El pasado mes de abril, una delegación de ambos países se trasladó hasta Roma para una segunda ronda de negociaciones, que tuvo lugar en la embajada de Omán —país mediador— en la capital italiana. Así, el pasado mes de junio, la cumbre del grupo Weimar +, una coalición de seis países europeos (Italia, Francia, Alemania, Polonia, España y Reino Unido), tuvo lugar en la cuna del Imperio romano.
En este encuentro, en vísperas de la cumbre de la Alianza Atlántica, todos sus miembros se comprometieron a reforzar el apoyo a Ucrania, así como a coordinar el incremento del gasto militar que exige la OTAN. La primera ministra italiana, gracias a su relación preferente con Trump, logró acoger una cumbre a tres, el pasado mes de abril, que contó con la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, y la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen. Esta reunión tenía como objetivo tratar las relaciones comerciales entre la UE y Washington en plena ofensiva arancelaria de Trump.
El papel de El Vaticano
No hay que obviar ni dejar de lado el importante papel diplomático que desempeña el Vaticano. Este año, este pequeño Estado ha protagonizado grandes hitos dentro del panorama internacional, como el encuentro entre Trump y Zelenski, con motivo del funeral, el pasado mes de abril, del Papa Francisco. Se trataba de la primera vez que ambos mandatarios se volvían a ver cara a cara tras la bronca que protagonizaron dos meses antes en el Despacho Oval y que acabó con el ucraniano abandonando la Casa Blanca por la puerta de atrás.
Este encuentro, de tan solo 15 minutos en el interior de la Basílica de San Pedro, supuso un antes y un después en su relación, y tras esta conversación, Trump planteó la posibilidad de imponer sanciones a Rusia si no se comprometía a negociar un alto el fuego en Ucrania. Así, el Papa León XIV, en su primer discurso tras ser elegido Pontífice, puso el foco en la invasión rusa y exigió una tregua.
Este miércoles, León XIV interrumpió sus vacaciones para reunirse por segunda vez con Zelenski en Castel Gandolfo, a quien le aseguró que «el Vaticano está disponible para acoger a los representantes de Rusia y Ucrania para entablar negociaciones».
«Estoy muy agradecido con Su Santidad por esta reunión, por acogernos y, por supuesto, por su ayuda y la del Vaticano con respecto a nuestros niños», declaró el presidente ucraniano, en referencia a los menores secuestrados por Rusia en los territorios ocupados y cuyo regreso Kiev ha pedido a la Santa Sede que facilite.