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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa BlancaAFP

¿Qué esconden los 50 días que le ha dado Trump a Putin para poner fin a la guerra en Ucrania?

El margen de tiempo que el presidente de Estados Unidos concede a su homólogo ruso no es aleatorio y responde a un doble juego

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que la semana pasada iba a hacr un «gran anuncio» sobre Rusia y la guerra en Ucrania. Las especulaciones empezaron a circular y, entre las múltiples opciones que barajaban los analistas y expertos políticos, estaban la imposición, finalmente, de sanciones contra el país agresor o que Washington diera el visto bueno al envío a Kiev de armas de largo alcance. Sin embargo, con Trump nunca nada es tan evidente como parece y, el pasado lunes, junto al secretario de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, desde el Despacho Oval, el republicano lanzó un ultimátum al presidente ruso, Vladimir Putin: o ponía fin a la invasión en 50 días o impondría aranceles secundarios del 100 % contra su país.

Trump ya había amenazado con anterioridad con sanciones a Rusia, pero nunca había llegado a ser tan concreto. «Espero que no lo tengamos que hacer», reconoció el republicano, que insistió en que estaba «muy decepcionado» con la actitud de Putin. En los últimos meses, la posición del presidente de Estados Unidos con la guerra en Ucrania ha ido virando a favor de Volodimir Zelenski. De hecho, el pasado lunes, Trump anunció que suministraría a Kiev sistemas de defensa aérea, así como artillería, que el Pentágono había decidido paralizar.

Para Zelenski, que aboga por imponer severas sanciones a Moscú para cortarle el suministro económico que financia su invasión, ese margen de 50 días –cifra que no es aleatoria– es difícil de dirigir, sobre todo, en plena ofensiva de verano rusa. Aun así, el ucraniano, que quiere evitar cualquier desencuentro o malentendido con el republicano, agradeció el gesto a Trump. «Gracias por la disposición a apoyar a Ucrania y por continuar trabajando juntos para detener las muertes y establecer una paz duradera y justa», escribió Zelenski en su cuenta de X, antes Twitter. Desde Moscú también reaccionaron de manera contenida.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó este martes las palabras del republicano como «muy serias», pero pidió «tiempo para analizar lo que se ha dicho en Washington» y esperar la decisión de Putin, quien todavía no se ha pronunciado al respecto. Sin embargo, y a pesar de que en esta ocasión las amenazas de Trump contra Moscú son concretas y le dan de margen hasta el 2 de septiembre, esconden un doble juego. El pasado 3 de junio, el estadounidense mantuvo una conversación con su homólogo ruso, en la que este último fue, dentro de lo que cabe, transparente con el republicano.

Putin le aclaró que no tenía ninguna intención de cesar los combates en Ucrania hasta cumplir sus objetivos. Estos incluyen desde el reconocimiento de la ocupación rusa de cuatro regiones ucranianas –Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón– y la península de Crimea, hasta la imposición de un Gobierno títere en Kiev. En esta conversación, que duró poco más de una hora, el mandatario ruso le reconoció que iba a lanzar una ofensiva de verano de 60 días, según reveló el portal Axios, citando fuentes de la Casa Blanca.

Diez días después de esa llamada y esa confesión, Trump le daba a Putin 50 días para aceptar un alto el fuego en Ucrania o, en otras palabras, le daba manga ancha para completar su arremetida durante los dos meses estivales y, una vez llegado septiembre, si no se comprometía a poner fin a los combates, llegarían las consecuencias. Así, la situación en el frente ucraniano se recrudece: la organización DeepState confirmó que el Ejército ruso logró apoderarse de más de 500 km² el pasado mes de junio. Actualmente, los principales esfuerzos de las tropas del Kremlin se centran en la región ucraniana de Donetsk, con la mira puesta en la ciudad de Pokrovsk.

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