Ruido de sables en el Ejército chino tras una nueva purga entre su cúpula

Una nueva ola de purgas ha sacudido a la cúpula del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China. Desde el XX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, celebrado en octubre de 2022, más de veinte altos mandos de las cuatro ramas del Ejército –Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Fuerza de Cohetes– han desaparecido de la esfera pública o han sido destituidos de sus cargos. También se ha informado de la ausencia de otros generales, lo que podría presagiar nuevas purgas.

En particular, desde el otoño de 2023, tres de los seis miembros uniformados de la Comisión Militar Central (CMC) del Partido, el máximo órgano del Partido Comunista Chino encargado de supervisar las Fuerzas Armadas, han sido destituidos de sus cargos. El primero en caer fue el ministro de Defensa, Li Shangfu, que fue destituido en octubre de 2023 y expulsado del Partido Comunista Chino (PCCh) en junio de 2024.

Luego, en noviembre pasado, Miao Hua, director del Departamento de Trabajo Político de la CMC, que gestiona el personal y los asuntos del partido, fue suspendido por «graves violaciones de la disciplina» antes de ser destituido formalmente de la CMC el mes pasado. En la pasada primavera de 2025 el Financial Times informó de que He Weidong, el vicepresidente de la Comisión Militar Central de China y número dos en la cúpula militar, no había aparecido en público desde principios de marzo, había sido purgado.

Nunca antes se había destituido a la mitad de la CMC en tan poco tiempo. Aún más extraño es el hecho de que los tres generales habían sido ascendidos anteriormente por el líder chino Xi Jinping; fueron nombrados miembros de la CMC en 2022, después de que Xi consolidara su control sobre el partido en el XX Congreso del Partido.

Nunca antes se había destituido a la mitad de la CMC en tan poco tiempo

He Weidong era incluso miembro del Politburó, uno de los máximos órganos de decisión del partido, compuesto por los 24 líderes más importantes. Además, Miao y He han sido descritos por los analistas como parte de una «facción de Fujian» dentro del EPL, ya que los generales habían estado destinados en esa provincia al mismo tiempo que Xi y se cree que tienen estrechos vínculos con él.

El hecho de que estas purgas de alto perfil se estén produciendo ahora no pasa desapercibido para los observadores internacionales. En 2027, el EPL celebrará el centenario de su fundación. También es el año en el que Xi espera que las Fuerzas Armadas chinas hayan logrado avances significativos en su modernización. Por último, el año es digno de mención porque, según el exdirector de la CIA, Bill Burns, Xi ha ordenado al EPL que «esté listo en 2027 para llevar a cabo una invasión exitosa» de Taiwán. Las instrucciones de Xi no indican que China vaya a invadir Taiwán ese año, pero, como dijo Burns, sirven como «un recordatorio de la seriedad de su enfoque y su ambición».

Con unos objetivos tan ambiciosos para el EPL, surge la pregunta de cómo esta nueva ola de purgas podría afectar a su propia preparación. Es probable que las purgas ralenticen algunos programas de modernización de armas, perturben las estructuras de mando y la toma de decisiones y debiliten la moral, lo que degradaría la capacidad de combate del EPL a corto y medio plazo. Es posible que Pekín se vea ahora obligado a actuar con mayor cautela antes de emprender operaciones militares a gran escala, como un asalto anfibio a Taiwán, incluso aunque el EPL siga presionando a Taiwán con actividad aérea y patrullas navales alrededor de la isla.

Desde el establecimiento de la República Popular en 1949, China generalmente ha entrado en guerra cuando las condiciones parecían desfavorables. En 1950, tras un intenso debate entre los altos dirigentes del partido, Pekín decidió intervenir en la Guerra de Corea, transformando el conflicto en uno entre China y Estados Unidos.

A principios de la década siguiente, China atacó las fuerzas indias en la frontera disputada entre ambos países. En aquel momento, Mao se encontraba en una situación política delicada tras el desastroso Gran Salto Adelante, una campaña de industrialización en la que murieron hasta 45 millones de personas a causa de las hambrunas.

En 1979, Pekín invadió Vietnam, aparentemente para dar una lección a Hanói por aliarse con la Unión Soviética, entonces enemiga de China, y por invadir Camboya, país que Pekín apoyaba. En aquel momento, con Deng Xiaoping rivalizando con Hua Guofeng, que era el sucesor elegido por Mao. China apenas comenzaba a recuperarse de la agitación económica y política de la Revolución Cultural. Sin embargo, la necesidad de mostrar determinación para contrarrestar el cerco soviético prevaleció sobre el estado de preparación. Las fuerzas del EPL pagaron un alto precio, con más de 31.000 bajas en solo un mes de combates, y Vietnam no retiró su presencia militar de Camboya hasta finales de la década de 1980.

Si Xi considera necesaria una acción militar contra Taiwán, seguirá ordenando al EPL que entre en combate

Aquellas acciones militares en Corea, India y Vietnam representan el mayor uso de la fuerza armada que ha llevado a cabo el EPL desde la fundación de la República Popular. En los tres casos, los cálculos políticos prevalecieron sobre la preparación militar y las condiciones internas favorables.

Los líderes chinos consideraron estas operaciones como conflictos necesarios, no como una elección o una oportunidad. Si las recientes purgas perjudican la preparación del EPL y reflejan la confianza de Xi en este, es menos probable que se produzcan usos oportunistas de la fuerza a corto y medio plazo. Pero si Xi considera necesaria una acción militar contra Taiwán, seguirá ordenando al EPL que entre en combate.