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Imagen de archivo de una furgoneta de reparto

Imagen de archivo de una furgoneta de repartoEuropa Press

Una británica residente en España y clienta de Amazon denuncia a un repartidor por entrar en su casa para masturbarse

La víctima asegura al diario 'The Guardian' que el mismo empleado volvió dos días después para entregarle otro paquete que había pedido

Una trabajadora social británica jubilada de 72 años, residente en un pueblo de la Costa Brava de España, sufrió un episodio desagradable tras pedir por internet un repelente de mosquitos, concretamente por Amazon. El día de la llegada del paquete, el mensajero entró en su casa y se masturbó en su habitación.

La Policía Nacional ha abierto una investigación y Amazon afirma que el mensajero no era uno de sus empleados, sino un contratista de uno de sus vendedores locales, es decir, una empresa externa.

Este desagradable incidente ha llegado a la prensa extranjera, concretamente en The Guardian. El medio británico asegura que el asunto está siendo investigado por la Policía Nacional, que ha llegado a tomar una muestra del semen dejada, presuntamente, por el repartidor.

La víctima, una trabajadora social británica que reside en España, pidió un repelente de mosquitos por Amazon. Jane, el nombre ficticio de ella utilizado por el diario británico para proteger su identidad, asegura que no volverá a encargar ningún otro producto por esta web. Jane explica demás que el mismo repartidor volvió a su casa apenas dos días después, tras haber pedido otro paquete por Amazon.

La empresa de mensajería alega que el agresor no era uno de sus empleados, sino un trabajador de uno de sus vendedores locales con los que está asociada la empresa en España. El repartido en cuestión, al que se describe como un hombre alto de unos veinte años de edad, llegó a casa de Jane para entregarle el paquete que había pedido, en este caso, un repelente de mosquitos.

Alrededor de las 17:00 horas, el mensaje llegó a la casa de Jane, ubicada en un municipio de la Costa Brava. La víctima le abrió la puerta de su casa a través del telefonillo, que cuenta con vídeo, y le pidió que esperara en el umbral de la puerta.

La mujer se fue al baño y, al volver, vio que el repartidor estaba en su habitación con la mano en los pantalones cortos. El hombre había entrado en su casa, atravesando la cocina y subiendo por las escaleras hasta llegar a su habitación. «Me quedé atónica», afirmó ella a The Guardian. «Se estaba masturbando fuertemente. Se dio la vuelta y era evidente que había eyaculado. Me estrechó la mano cuando se giro y era evidente que tenía los pantalones cortos mojados», añadió.

«Ahora puedo pensar en muchas cosas que debería haberle dicho, pero estaba tan sorprendida que le dije que saliera inmediatamente y lo seguí», señaló también en declaraciones al medio británico.

La víctima, en estado de shock, salió fuera de la casa, al igual que el repartidor. El mensaje le pidió el número de identificación para que pudiese registrar la entrega del paquete a través de su dispositivo electrónico. A Jane le costó introducir los datos de forma correcta, debido a que estaba afectada por lo que había sucedido minutos antes. El compañero del repartidor, que hasta el momento se encontraba dentro de la furgoneta de reparto, se acercó a la puerta para saber por qué esa entrega se estaba demorando más de lo usual.

Jane intentó explicar lo ocurrido al empleado de mayor edad, aunque tuvo algunas limitaciones por el idioma. «Le dije: 'Tu colega ha hecho algo muy malo'. Mi español no me permitía decir la palabra masturbarse», explicó.

El conductor de edad avanzada, optó por finiquitar rápido el asunto registrando la entrega del paquete. Los dos empleados abandonaron la propiedad, pero la víctima logró fotografiar la furgoneta de reparto antes de que se marchara, así como su matrícula.

La trabajadora social británica, después del desagradable incidente, llamó a la Policía para denunciar, así como a una línea de ayuda de Amazon. La empresa se disculpó por las «molestias» ocasionadas, algo que molestó a la víctima. «Le dije: 'Esto es un asunto policial, no una molestia. Es un comportamiento amenazante por parte de uno de sus mensajeros'», relata con enfado.

Volvieron dos días después

Pero la situación no se quedó ahí, debido a que dos días después los dos mismos mensajeros se presentaron en la puerta de Jane para entregar otro paquete que había pedido por Amazon. «Me sentí muy vulnerable, sobre todo cuando volvió», reconoció a The Guardian.

En esta ocasión, la víctima sí que pudo explicar de mejor manera lo que había pasado dos días antes al repartidor de mayor edad. «Tu colega se masturbó en mi casa'. –Para entonces ya conocía la palabra– y lo he denunciado a la Policía. Él lo negó. Dijo que tenía los pantalones cortos mojados después de derramar una bebida», afirmó ella. El empleado mayor incluso llegó a amenazar a Jane con denunciarla a la Policía Nacional por haber hecho esas acusaciones contra su compañero de trabajo.

Además, en esta segunda visita la cámara de la entrada sí que pudo grabar y capturar en vídeo al presunto agresor. Esta imagen ha sido difundida por The Guardian, aunque con la cara emborronada, y fue notificada a la Policía.

El supuesto intruso

El supuesto intruso'The Guardian'

El diario británico ha tenido acceso al informe policial, asegurando que se ha abierto una investigación sobre el incidente, «sobre una persona que entró en su casa sin su consentimiento y se masturbó delante de ella».

La víctima envió un correo a Jeff Bezos

La víctima explica que ha estado en contacto desde entonces con Amazon. En un principio envió un correo electrónico directamente a Jeff Bezos, presidente ejecutivo de Amazon. «Amazon debería tomar medidas inmediatas para proteger a sus clientes en un caso como este. El personal de su línea de ayuda no estaba en absoluto capacitado para gestionar una situación de abuso sexual como esta», señaló la víctima en este mensaje.

«No me imagino a Jeff [Bezos] leyendo quejas en su luna de miel. No parece haber un sistema de quejas adecuado. Parece que no se ha intentado abordar lo que fue un grave allanamiento de morada y violencia sexual contra mí», declaró Jane en declaraciones al medio británico. «Ya que están ganando millones con esto, deberían invertir una buena parte en garantizar la seguridad de los clientes en sus hogares», agregó.

La víctima volvió a enviar otro correo a Amazon, diciendo lo siguiente: «No puedo arriesgarme a volver a utilizar Amazon cuando el mismo mensajero puede realizar la entrega y cuando muestran tal desprecio por la seguridad y el bienestar de los clientes».

Amazon España contestó a Jane el pasado 18 de julio, reconociendo que el incidente fue «extremadamente preocupante», pero remarcando a su vez que el servicio de entrega y los empleados de mensajería no eran de Amazon, ni tampoco contratados directamente por la empresa de Bezos.

Además, instó a Jane a ponerse en contacto con el vendedor, asegurando que apoyaba su decisión de denunciar los hechos ante la Policía.

Amazon emitió también un comunicado en el que se señalaba lo siguiente: «En Amazon, nos tomamos muy en serio la seguridad y la protección de nuestros clientes y de las comunidades a las que servimos. Este servicio fue prestado por un transportista comercial. Seguiremos investigando y esclareciendo los hechos y cooperaremos con quienes necesiten nuestra colaboración».

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