Imágenes del presidente Donald Trump y Vladimir Putin en artesanía rusa
¿Qué ganan y qué pierden Trump y Putin al reunirse?
Ambos líderes podrían reunirse en 'territorio neutral' la próxima semana en momentos en que necesitan reforzar sus respectivos liderazgos a nivel nacional
el presidente Donald Trump ha mantenido seis conversaciones telefónicas con el autócrata ruso Vladimir Putin desde que asumió su segundo mandato. Ahora pareciera que está todo listo para que puedan verse en un cara a cara en territorio neutral, pero ¿qué ganan y qué pierden Trump y Putin al reunirse?
Desde el punto de vista de la Casa Blanca y del Kremlin seguramente se buscan ganancias políticas minimizando los costes de posar uno al lado del otro.
Para Trump, que no tiene problemas en encarar y hablar directamente con dictadores, como cuando se reunió con Kim Jong-un, da por descontado que sentarse con Putin no tendrá un impacto negativo en su imagen y aprobación pública en Estados Unidos, al contrario, espera que se refuerce su imagen de hombre negociador y audaz que busca cumplir lo que prometió en campaña: poner fin a la guerra de Ucrania.
El escenario fotográfico ideal para el mandatario estadounidense, más que un cara a cara con Putin, sería aparecer en medio del líder ruso y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en una proyección de un amigable componedor que lo perfile para el ambicionado Premio Nobel de la Paz.
Parece poco probable que la reunión de la próxima semana logre ese escenario para Trump y mientras vamos conociendo los detalles del encuentro, los riesgos derivados de estrechar las manos de quien ordenó la invasión de Ucrania y ha sido acusado de crímenes de guerra crecen en la medida en que el encuentro no genere cambios reales en el campo de batalla. En otras palabras, Trump tendría que demostrar que es realmente una pacificador y no solo un buen actor.
El mandatario republicano también pone en riesgo debilitar su posición negociadora frente a India a quien recientemente impuso un gravamen comercial adicional por ayudar a financiar la maquinaria de guerra del Kremlin mediante la compra de petróleo ruso. En cambio la Casa Blanca podría fortalecer su postura ante China –su verdadero gran rival– al demostrar que un acercamiento entre EE.UU. y Rusia es posible y revertir de alguna manera el reciente acercamiento entre Moscú y Pekín.
Trump da por descontado las críticas del bando demócrata y, en cambio, busca unificar su base partidaria en medio del peligroso crecimiento del escándalo de Epstein, que ante los ojos de sus más duros seguidores (MAGA) es un incumplimiento de la promesa de campaña de publicar toda la información del caso y los nombres de los involucrados en el caso de delitos sexuales.
Putin y la legitimidad internacional
Por su lado, Putin no se reúne con un líder estadounidense desde la cumbre celebrada con Joe Biden en junio de 2021 en Ginebra y se vio por última vez las caras con Trump en Helsinki en junio de 2019 durante el primer mandato del republicano.
El dictador ruso, movido también por intereses personales y políticos, parece llegar con mejores condiciones para obtener más ganancias de este encuentro del cual todavía se desconoce el lugar preciso y la fecha exacta.
Putin, aislado internacionalmente desde que dio la orden de invadir Ucrania, quiere ardientemente romper ese estatus quo y restregarlo a la cara de los líderes europeos que siguen apoyando a Kiev.
Aunque no lo admiten, el Kremlin necesita aliviar las sanciones económicas contra su economía y evitar mayores restricciones a sus negocios en hidrocarburos que le limiten sus ingresos y con ello los riesgos de alimentar tensiones internas en Rusia.
Putin desea humillar a Zelenski con este encuentro con Trump, por eso es poco probable que acepte un encuentro a tres bandas, sin embargo, será casi inevitable que tenga que ofrecer algo a Trump para que puede justificar ante Occidente tan osado encuentro.
El Kremlin tendrá que considerar seriamente un alto el fuego - aunque sea temporal- para que Trump puede mostrarlo como un éxito pacificador. En cambio, Putin, más que la foto, seguramente querrá la flexibilización de las sanciones para mostrarla a su base y contentar a una población que cada vez sufre más limitaciones.
En todo esto, ¿dónde queda Ucrania? El pueblo ucraniano y los millones de refugiados en Europa tienen la esperanza de que la guerra llegue a su fin, pero el encuentro entre Trump y Putin no es garantía de una solución ni inmediata, ni definitiva. Sin embargo, en términos generales el encuentro será positivo, porque más que por altruismo, humanismo o pacifismo, da muestra que la paz en Ucrania le conviene a ambos líderes: Trump anotarse un éxito internacional, aplacar críticas internas y quitar el foco del caso Epstein; y Putin, por su lado, para recuperar algo de legitimidad internacional, mostrar fortaleza ante sus adversarios internos y lograr un respiro en una guerra —que sin amenazas nucleares— la tiene perdida o al menos estancada.