El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro
El victimismo de Maduro ante el resto de Hispanoamérica por la crisis con EE.UU.
El régimen chavista denuncia «amenazas» de Estados Unidos y anuncia un decreto de conmoción exterior, mientras Maduro asegura recibir mensajes de apoyo militar en la región sin precisar países
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró este martes haber recibido mensajes de apoyo de fuerzas militares de otros países de Hispanoamérica frente a lo que califica como «amenazas» de Estados Unidos, que mantiene un despliegue naval en el Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico. «Mensajes que llegan, no se lo digan a nadie, que se quede aquí entre nosotros, mensajes que llegan de filas militares, de fronteras cercanas de nuestra Suramérica», afirmó durante una lección magistral en la Academia Militar.
Sin embargo, el mandatario no precisó de qué naciones proceden esos supuestos respaldos militares. En paralelo, el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, anunció que Maduro tiene «preparado y listo» un decreto de conmoción exterior, lo que equivaldría a un estado de excepción, para «castigar y defender la integridad de la República Bolivariana de Venezuela». La vicepresidenta Delcy Rodríguez había adelantado el lunes que el documento ya estaba «suscrito», aunque sin especificar fecha de aplicación.
El chavismo sostiene que esta medida forma parte de los «mecanismos de defensa» frente a Washington. Según el plan oficial, se activaría en caso de «agresión», movilizando a la Fuerza Armada en todo el territorio, controlando los servicios públicos, la industria petrolera y las empresas básicas. Caracas rechaza la justificación estadounidense sobre el combate al narcotráfico y acusa a Donald Trump de buscar un «cambio de régimen» para apropiarse de los recursos energéticos del país.
Desde la oposición, Primero Justicia denunció que el decreto de conmoción exterior no es más que una «excusa» para «justificar más represión» en Venezuela. El partido advierte que el régimen puede instrumentalizar la amenaza externa para incrementar el control interno y acallar la disidencia.