El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente interino sirio, Ahmed al-Sharaa
Putin recibe al líder sirio en Moscú para salvar sus bases militares tras la caída del régimen de Asad
Uno de los asuntos más delicados planteados durante el encuentro fue la petición formal de extradición del dictador sirio Bashar al-Assad, quien se encuentra asilado en Rusia
El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió este miércoles en Moscú al exyihadista y presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, en lo que representa su primera visita oficial a Rusia desde que asumió el poder, tras liderar la ofensiva que derrocó al régimen de Bashar al-Assad.
El encuentro con Putin en el Kremlin se centró en temas geopolítico: el futuro de las bases militares rusas en Siria, la reconstrucción del país, los vínculos energéticos y la cooperación económica. Rusia mantiene dos instalaciones clave en Siria –una base aérea en Jmeimim y una naval en Tartús– y busca asegurarse de que su presencia no sea puesta en entredicho en medio del cambio de régimen.
Durante sus declaraciones conjuntas, Al Sharaa aseguró que respetará los acuerdos ya suscritos con Moscú y que pretende «restaurar y redefinir» las relaciones bilaterales, buscando preservar la independencia, la unidad territorial y la estabilidad de Siria. Putin, por su parte, celebró las recientes elecciones legislativas en Siria y afirmó que las relaciones entre ambos países tienen una base histórica que debe ser fortalecida con nuevas formas de cooperación.
Uno de los asuntos más delicados planteados fue la petición formal de extradición del dictador sirio Bashar al-Assad, quien se encuentra en Rusia bajo asilo. Al Sharaa ha insistido en que este debe responder ante la justicia siria por los crímenes del régimen. Sin embargo, Rusia ha mostrado hasta ahora una postura reticente.
Más allá de la protección de Moscú frente a esa solicitud, la visita revela la pragmática apuesta de Siria por forjar un nuevo mapa diplomático, en el que Rusia sigue siendo un actor relevante, pero no exclusivo. Al Sharaa busca diversificar apoyos, abrir canales hacia el mundo árabe, Occidente y otras potencias, pero sin romper puentes con Moscú durante una etapa crítica de reconstrucción.
Para Rusia, el crédito de mantener su presencia estratégica en el Mediterráneo y en Oriente Medio es vital. Siria, por su parte, requiere cooperación externa para reconstrucción, energía, alimentos y estabilización política.