Protestas del grupo Antifa
EE.UU. imputa por primera vez cargos de terrorismo a dos acusados vinculados a Antifa
El Gobierno acusa a miembros de una célula radical de intento de asesinato, apoyo terrorista y ataque con armas contra un centro de detención de migrantes
La Justicia estadounidense acaba de presentar su primera acusación formal por terrorismo dirigida a individuos vinculados con el movimiento Antifa. Cameron Arnold y Zachary Evetts son señalados por su presunta participación en el ataque al centro de detención de migrantes Praireland, en Texas, ocurrido la noche del 4 de julio, informó el tribunal del distrito Norte de Texas.
Según la acusación, ambos enfrentan cargos por «apoyo material a terroristas», intento de asesinato contra un agente del Gobierno y uso de armas de fuego durante un acto violento. De resultar culpables, podrían ser condenados a penas que van desde diez años de prisión hasta cadena perpetua.
El documento judicial sostiene que Arnold y Evetts integraban una célula de aproximadamente diez personas que planeó el ataque. Los acusados habrían pintado grafitis, lanzado fuegos artificiales y abierto fuego contra agentes que respondieron al llamado del centro. Durante los enfrentamientos, un agente policial resultó herido en el cuello. El Gobierno afirma que los implicados contaban con armas de alto poder, como rifles de asalto modelo AR‑15.
«El FBI arrestó a extremistas violentos y anarquistas alineados con Antifa y les imputó cargos por terrorismo por primera vez. Nadie puede herir a las fuerzas del orden», escribió Kash Patel, director del FBI, en su cuenta de la plataforma X.
El ataque se da en un contexto tenso: hace pocas semanas, el presidente Donald Trump declaró a Antifa como una «organización terrorista» mediante un decreto presidencial.
El Gobierno sostiene que Antifa opera como una red militante descentralizada, con células independientes que adoptan ideologías de corte anarquista o marxista, y actúan coordinadamente en tácticas violentas. Instituciones como el Southern Poverty Law Center advierten que no es una estructura unificada, sino más bien un paraguas ideológico bajo el cual operan grupos y personas afines.
Al menos otras 12 personas han sido detenidas por su relación con este evento, entre ellas un exmarine identificado como Benjamin Hanil Song, quien también enfrenta cargos relacionados con el ataque.
En años anteriores, el propio exdirector del FBI, Christopher Wray, afirmó que Antifa no es un grupo organizado, sino una corriente ideológica. Sin embargo, con esta acusación el Estado estadounidense da un paso institucional para enfrentar la violencia política de origen radical que, hasta ahora, estaba en una zona ambigua del Derecho.
