el ministro de Defensa belga, Theo Francken
Bélgica blinda sus cielos tras las últimas incursiones de drones y pide una mayor cooperación europea
Aviones no tripulados han sobrevolado los cielos del país centroeuropeo provocando interrupciones en el trafico aéreo y han encendido todas las alertas tras detectarlos cerca de las bases aéreas militares de Kleine-Brogel, Schaffen y Florennes
Las incursiones de drones en los aeropuertos europeos que provocan cortes en el tráfico aéreo, con sus respectivos inconvenientes para miles de pasajeros, se repiten cada vez con más frecuencia. Bélgica ya ha sufrido varios de estos episodios, el último este mismo martes, cuando las autoridades aeroportuarias se vieron obligadas a cerrar temporalmente el aeropuerto de Bruselas-Zaventem, así como el de Lieja, por el avistamiento de varios aviones no tripulados.
«La amenaza es seria, tenemos que ser conscientes de ello», advirtió este miércoles el ministro de Defensa belga, Theo Francken. Por su parte, el primer ministro del país, Bart de Wever, convocó de urgencia a este jueves al Consejo de Seguridad Nacional para debatir las posibles respuestas a esta incesante amenaza y que la Inteligencia belga, según informan medios locales, vincula a Rusia. Según ha adelantado Le Soir, Bélgica propondrá un marco europeo para abordar este problema, en un momento en el que la Unión Europea ya anunció su intención de crear un muro antidrones.
Tras la reunión extraordinaria, el ministro de Defensa belga ha anunciado que desde el Ejecutivo han decidido redoblar los esfuerzos para que el Centro de Seguridad Nacional Aeroespacial (NASC) –encargado de supervisar la seguridad del espacio aéreo– se encuentre completamente operativo a partir del próximo 1 de enero. «El NASC de Beauvechain (Brabante Valón) se reforzará antes del 1 de enero. Esta es la medida más importante adoptada en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional», ha apuntado Francken, en declaraciones a la prensa.
Asimismo, el titular de Defensa ha explicado que también se debatió la compra de equipos antidrones y que ya se está trabajando en un plan concreto que tiene previsto presentar este mismo viernes ante el Gobierno con un valor estimado de unos 50 millones de euros. En este sentido, el ministro del Interior belga, Bernard Quintin, ha insistido en dotar a la Policía de la potestad para derribar cualquier avión no tripulado que suponga una amenaza para sus cielos, como ya han hecho otros países europeos como Alemania o Polonia.
«Si la Policía quiere poder actuar, debe existir un marco legal claro. Como políticos, es nuestra responsabilidad garantizarlo», aseveró Quintin. El ministro belga recordó, además, que sobrevolar un dron sobre cualquier instalaciones sensible puede implicar una «pena de entre diez y 20 años de prisión». «No vivimos en un sistema donde cada cual puede hacer lo que quiera. No podemos prohibir todos los drones, porque también los necesitamos para nuestra seguridad», reconoció Quintin, pero, añadió en un tono más tranquilizador que la situación «está bajo control».
«No se permitirá la presencia de drones hostiles en nuestro territorio ni sobre nuestras bases militares. La misión y las directrices son claras: ¡si es posible, los derribaremos!», advirtió, por su parte, el titular de Defensa, haciendo referencia a una orden específica para el Ejército emitida a principios de semana tras los últimos avistamientos, que también ha afectado a las bases aéreas militares de Kleine-Brogel, Schaffen y Florennes. Francken apuntó que estos podrían responder a intentos de espionaje por parte de Rusia. Tan solo unas horas antes de reunirse el Consejo de Seguridad Nacional, y a modo de desafío, las autoridades belgas recibieron nuevos avisos sobre el avistamiento de un nuevo dron en la localidad costera de Ostende.