Imágenes del caso Epstein que fueron liberadas y posteriormente eliminadas
El Departamento de Justicia publica miles de nuevos archivos del caso Epstein con menciones reiteradas a Trump
En total, el Departamento de Justicia ha puesto a disposición del público más de 8.000 nuevos documentos, además de unos 11.000 enlaces a archivos
La publicación de los archivos del pederasta Jeffrey Epstein sigue marcando la agenda política en Estados Unidos. Después de que el viernes pasado el Departamento de Justicia liberase una primera tanda de documentos, con numerosas referencias al expresidente Bill Clinton y a famosos como Michael Jackson o Mick Jagger, aunque sin apenas referencias a Donald Trump, ahora nuevas imágenes y documentos han vuelto a salir a la luz.
Su liberación, sin embargo, ha sido confusa. En la madrugada de este martes, se liberaron documentos adicionales que incluían referencias directas a Trump, notas internas de fiscales federales, citaciones judiciales en Mar-a-Lago y registros de vuelos del avión privado de Epstein. Pese a que ese material desapareció poco después, el medio estadounidense The Washington Post lo descargó y alimentó las sospechas de una posible retirada deliberada de información sensible.
Finalmente, unas horas después, el Departamento de Justicia volvió a publicar una nueva y amplia tanda de archivos con miles de documentos adicionales. Según informó The Guardian, este último lote contiene muchas más menciones a Trump que los anteriores e incluye, de nuevo, la referencia a un vuelo en los años noventa en el que viajaron Trump, Epstein y una mujer de 20 años. No hay indicios de que esa mujer fuera víctima de ningún delito, ni la inclusión del episodio implica acusación criminal alguna contra el presidente, pero el dato confirma que esas informaciones formaban parte del material que manejaron los investigadores.
En total, el Departamento de Justicia ha puesto a disposición del público más de 8.000 nuevos documentos, además de unos 11.000 enlaces a archivos, muchos de los cuales inicialmente no funcionaban. Entre el material figuran cientos de audios y vídeos, incluidas imágenes de vigilancia de agosto de 2019, cuando Epstein fue hallado muerto en su celda en una prisión federal de Nueva York. El propio departamento reconoce que quedan aún «cientos de miles» de archivos por publicar en las próximas semanas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, en una de las fiestas de Epstein
Mientras tanto, en Washington, la tormenta política derivada de la liberación de los archivos sigue sin amainar. Legisladores demócratas, como Ro Khanna, y republicanos, como Thomas Massie, han amenazado con presentar cargos por desacato contra la fiscal general, Pam Bondi, por no cumplir en plazo con la ley que incluía la liberación total de los archivos. Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, ha ido más lejos y ha acusado abiertamente a la Administración de estar llevando a cabo un «encubrimiento» para proteger a figuras poderosas no imputadas.
El Departamento de Justicia se defiende alegando que el retraso y los tachados responden a la necesidad de proteger la identidad de más de 1.000 víctimas de Epstein. El fiscal general adjunto, Todd Blanche, ha negado que exista cualquier intento de blindar a Trump y ha asegurado que la publicación continuará de forma progresiva.
Los documentos conocidos hasta ahora no acusan a Trump de participar en los crímenes de Epstein. Sí confirman, no obstante, que su relación con el financiero fue objeto de atención por parte de fiscales y agentes federales durante la investigación contra Ghislaine Maxwell, condenada en 2021 por tráfico sexual de menores. Registros internos señalan al menos ocho vuelos de Trump en el jet de Epstein entre 1993 y 1996, algunos de ellos con Maxwell a bordo, y citaciones judiciales dirigidas a Mar-a-Lago para recabar información laboral relevante para el caso.
El presidente, por su parte, insiste afirmando que rompió relaciones con Epstein a principios de los años 2000 y que desconocía su conducta criminal. También ha denunciado que el escándalo se utiliza como «farsa» política para empañar los logros republicanos.
