El tractorista tirando del coche patrulla de la Guardia Civil

El tractorista tirando del coche patrulla de la Guardia Civil

Ejemplo a seguir

Un tractorista saca de la cuneta un coche empanzado de la Guardia Civil

Las abundantes lluvias registradas esta semana en España han complicado mucho sus protestas, tanto para los agricultores como para la Benemérita

Pocas veces hemos asistido a una protesta tan legitima como la que está llevando a cabo la España rural, la España olvidada, la España de la que todos venidos y a la que dimos la espalda con la complicidad de Bruselas.
En este caso este impactante vídeo muestra cómo un tractorista saca de la cuneta un coche de la Guardia Civil que se ha empanzado en el barro. Sí, el coche de los mismos que les han pegado, multado y que los han disuelto con malos modales.

La otra mejilla

El vídeo fue grabado en la AP-4, en Sevilla y corre como la pólvora en las redes sociales, un tractorista anónimo lleva enganchado con una eslinga un coche patrulla. Sí porque sólo nos acordamos de los tractores en emergencias y en casos como este.
El tractor arrastra el coche patrulla con facilidad

El tractor arrastra el coche patrulla con facilidadX/Social Drive

Hoy toman Madrid con unas reivindicaciones tan lícitas como honestas, un colectivo que ha permanecido años en silencio trabajando y llenando los estantes de supermercados y grandes superficies de productos que pagamos a precio de oro mientras a ellos reciben limosnas.

Una máquina para el barro

Los grandes neumáticos de los tractores y su peculiar dibujo con grandes surcos de goma están diseñados para circular sobre el barro y los charcos y no por el frío asfalto de las autopistas y las ciudades.
En estas condiciones no hay quién los pare, ayudados eso sí por un cambio de marchas con unas relaciones que dan prioridad a que sus neumáticos dispongan de la máxima capacidad de tracción para literalmente ‘pasar por cualquier sitio’.
Estos vehículos tienen un precio entre los 150.000 y los 200.000 euros, por los que los agricultores los cuidan como si fueran uno más de la familia y los utilizan durante décadas. Una vez de vuelta a sus campos de labranza les empezarán a llegar las multas y sanciones que les ha puesto la Guardia Civil con la complicidad de la DGT.
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