Práctico
El mal olor dentro de un automóvil es una de las peores pesadillas a las que se puede enfrentar un conductor… y los pasajeros. Tabaco, restos de comida o cualquier otro producto maloliente pueden convertir un coche en una verdadera pesadilla.
El problema del mal olor en los coches es que además el calor provoca que huelan aún más fuerte, algo que tiene muy mala solución.
Es cierto que los tratamientos de ozono lo mitigan, pero además de estropear algunos materiales de acabados del vehículo, son caros. Por si esto fuera poco estos tratamientos no penetran lo suficiente en algunas zonas como las tuberías de aireación, lo que obliga a aplicar otro tipo de tratamientos en profundidad que son más caros aún.
El problemas de las toberas es que el olor queda almacenado y sale cuando hacemos uso de la climatización o similar… nada agradable.
Algunos remedios caseros pueden ayudarnos, sin duda, aunque no sean demasiado conocidos. En este caso hay uno muy utilizado en el Reino Unido que cosiste en esconder estratégicamente algunos corchos de botellas de vino dentro del coche.
Estos corchos absorben los olores del habitáculo, aunque hay que tener un poquito de paciencia.
El efecto es aún más rápido y eficaz si mojamos el corcho en nuestra colonia preferida, de esta manera el corcho se quedará impregnado en la fragancia y la irá soltando progresivamente.
En paralelo el corcho tiene un efecto desecante, pues absorbe la humedad, algo que resulta fenomenal para evitar la formación de vaho y que se empañen las ventanillas del vehículo.
Para aumentar aún más su eficacia es muy sencillo recoger unos cuantos corchos y meterlos dentro de un calcetín, así puedes guardarlos sin problema dentro del coche en un lugar discreto.
Si además añades un par de 'piedras' de carbón (natural) de barbacoa mejor que mejor, pues también absorben tanto la humedad como los olores.
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