Práctico
El gesto habitual que puede romper el cambio de tu coche
La caja de cambios es, junto al motor, una de las partes más caras de un vehículo, por lo que conviene evitar alguno de los errores de conducción más típicos que pueden estropearla
De acuerdo con los datos de los principales fabricantes las ventas de coches con cambio automático van camino de suponer el 50 % del mercado, una verdadera barbaridad si tenemos en cuenta que en España hace sólo unos años las ventas de automáticos eran inferiores al 5 %.
La popularización de los coches híbridos y eléctricos, que en ningún caso llevan cambio manual al uso, está provocando que se dispare el porcentaje de este tipo de automóviles que llegan al mercado.
Más cómodo que el manual
Más allá de la comodidad de uso, pues habitualmente quién conduce un automático no vuelve a ponerse a los mandos de un manual, el cambio automático tiene otra serie de ventajas añadidas, muchas de ellas relacionadas con la fiabilidad.
La fin y al cabo los cambios manuales tienen siempre embrague, un componente que termina por desgastarse y su sustitución puede costar entre 500 y 2.000 euros, en función del modelo.
Mantenimiento obligado
Es cierto que los cambios automáticos suelen tener algo de mantenimiento, fundamentalmente cambio de aceite, pero las intervalos de mantenimiento son muy largos, por lo que a poco que los cuidemos la realidad es que estas cajas de cambio son eternas.
Es cierto que hay algunas maniobras que resultan especialmente perjudiciales para este tipo de cajas de cambio.
Un error habitual
Una de ellas es no frenar bien el coche cuando cambiamos entre la marcha adelante y la marcha atrás. Se trata de algo muy habitual en las maniobras de aparcamiento, cuando algunos conductores tienden a pasar directamente de la posición D a la posición R y viceversa sin parar el coche por completo, un error importante.
También es parecido a aquellos conductores que pasan a la posición P (parking) con el vehículo aún en movimiento, en este caso la recomendación es la misma, no engranar la P hasta que el coche no esté detenido por completo, para evitar que sea el cambio el que tenga que frenar el automóvil.