El primer AVE llegó a España en 1992

El primer AVE llegó a España en 1992

Transportes

El inesperado problema del AVE que estuvo a punto de poner en riesgo su viabilidad cuando nació

En aquel momento problemas funcionales le impedían superar los 250 kilómetros a la hora, aunque ahora va más allá de los 300 km/h

Corrían los años 60 cuando Japón se convertía en el primer país en el mundo en poner en funcionamiento los famosos trenes bala, predecesores de la alta velocidad tal y como la conocemos hoy en día.

El primer tren bala del mundo unía las ciudades de Tokio y Osaka, con una velocidad punta de 210 kilómetros a la hora. El paso del tiempo disparó la velocidad de estos trenes más allá de los 400 kilómetros a la hora, pero por el camino tuvieron que superar un problema inesperado.

El problema inesperado

Al pasar los túneles más allá de los 270 km/h estos convoyes comprimían el aire que encontraban por delante a gran velocidad sin poder desalojarlo, lo que provocaba un gran estruendo a la salida del túnel.

De hecho varios núcleos urbanos lo denunciaron en Japón, pues el ruido era equivalente al que hace un caza de combate al romper la barrera del sonido y podía escucharse en medio kilómetro a la redonda.

Así nacieron los trenes pato

Así nacieron los trenes pato

La alta velocidad llegó a España en 1992 para la Expo, cuando veía la luz el primer AVE que en este caso unía las ciudades de Madrid y Sevilla con velocidades punta de 250 kilómetros a la hora, con lo que se evitaba el problema expuesto anteriormente, aunque posteriormente los avances técnicos le permitirían superar los 300 kilómetros a la hora gracias a soluciones como la que vamos a explicar, ideada por el ingeniero Eiji Nakatsu.

Observador de la naturaleza

Este brillante ingeniero nipón fue capaz de solucionar el problema del ruido, en este caso lo hizo inspirándose en la naturaleza y en la peculiar forma del pico del pez martín pescador, que entra en el agua con precisión y sin apenas salpicar para no ser detectado.

La clave está en la forma del primer vagón

La clave está en la forma del primer vagón

Ahí nació la peculiar forma de pico de pato que tiene en la actualidad el vagón delantero de este tipo de trenes, que les permite evitar el citado estruendo a la salida de los túneles.

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