Los badenes se han multiplicado en las calles

Los badenes se han multiplicado en las calles

Práctico

Un conductor de autoescuela explica cómo hay que pasar los badenes con el coche

Este sencillo consejo puede hacer que superar los badenes de calles y carreteras sea mucho más cómodo y cuidemos la mecánica del coche

Rotondas, resaltos y los badenes se han convertido en protagonistas absolutos de pueblos y ciudades en España. Se trata de elementos con los que se pretende reducir la siniestralidad sobre el asfalto, al fin y al cabo las rotondas suelen ser más seguras que los cruces, mientras que los badenes y resaltos obligan a los coches a bajar la velocidad.

Se trata de un motivo de sentido común, pues aquellos a los que le preocupa la integridad de su vehículo no tienen otra alternativa que frenar y pasar más despacio, pues de lo contrario literalmente vuelan con el coche.

Para no volar

Este tipo de elementos están regulados por la orden FOM/3053/2008 y además de otras muchas peculiaridades regula que deben tener entre 6 y 10 centímetros de alto en función del tipo, todo lo que esté fuera de esas cotas no está homologado y podríamos llegar a denunciar al responsable si sufrimos un accidente al tratar de pasar por alguno de ellos.

La clave está acelerar suavemente antes de comenzar a bajar

La clave está acelerar suavemente antes de comenzar a bajar

En este caso este profesor de autoescuela da un consejo de sentido común pero extremadamente útil, que es frenar siempre antes de pasar un resalto de estas características pero acelerar cuando ya estamos encima y vamos a descender.

Primero frenar, después...

De esta manera aseguramos una transferencia de masas en el coche que le ayuda al elevar el morro, con lo cual es imposible que roce contra el suelo y la sensación dentro del coche será más suave, pues los amortiguadores cumplirán con su misión. Obviamente hay que acelerar muy ligeramente.

Aunque no habla de ello, otro de las precauciones que conviene tener al pasar estos elementos es hacerlo siempre ligeramente en diagonal, atacando primero con una de las ruedas delanteras, de manera que sea más sencillo para la suspensión del vehículo amortiguar con mayor progresividad y cumpla con su cometido y no sea tan brusco con los ocupantes como si los encaramos de frente.

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