
Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea
Electrificación
Adiós a los coches de combustible: el error de Bruselas que estudiarán nuestros nietos en las escuelas de negocios
A día de hoy nadie entiende muy bien el tiro en el pie que se ha dado Bruselas al abrir las puertas al automóvil eléctrico, un mercado sin competencia dominado por las marcas chinas
El sector de la automoción en Europa vive una de las peores crisis que se recuerda, conviene viajar al pasado, en concreto a 2015 para entender exactamente la magnitud de lo que está ocurriendo.
Aquel año el mundo descubría horrorizado el dieselgate protagonizado por VW, cuando el grupo germano puso sobre la mesa que llevaba años falseando las emisiones contaminantes de sus coches diésel para poder cumplir los niveles exigidos por Bruselas.
El diésel salpicó a todos
El escándalo salpicó a casi todas las marcas y a partir de aquel momento Europa adquirió un complejo sentimiento de culpa en materia de emisiones que le hizo buscar una forma rápida de disculparse ante el mundo. Sin saberlo nadie se estaba sembrando la semilla de la electrificación del automóvil.

La crisis de emisiones afectó a todos los fabricantes europeos de la época
Agachar la cabeza
Aún se recuerda una rueda de prensa de Carlos Tavares, entonces CEO de PSA, en el Salón del Automóvil de París en la que las voces se escucharon hasta en la torre Eiffel. Tavares era consciente de la que se les venía encima con el adiós a los coches gasolina y diésel y la llegada de los eléctricos, sobre todo cuando otros fabricantes como Renault explicaban públicamente que los motores de combustión aún tenían recorrido para reducir sus emisiones casi a cero.
Dio igual, el proceso siguió su curso y las marcas europeas agacharon la cabeza y comenzaron a trabajar sobre coches eléctricos. Durante todo este tiempo el Gobierno chino asistió incrédulo a cómo Bruselas acercaba a sus garras el automóvil europeo, algo sencillamente increíble desde su punto de vista.

MG acertó de pleno al desembarcar en Europa en 2020 con una gama completa
China había intentado varias veces el asalto a la supremacía global del automóvil europeo con motor de combustión, pero había cejado en su empeño porque ni tenían el conocimiento ni la capacidad ni la imagen para hacernos sombra.
China, a las puertas del cielo
En aquel momento el Gobierno chino comenzó una carrera desenfrenada a través de sus fabricantes para la electrificación del automóvil, todo ello con dinero infinito, pues puso los fondos públicos a disposición de los fabricantes.
Por si todo esto fuera poco la epidemia de Covid supuso un parón de más de un año para la industria europea, mientras que los chinos siguieron investigando y mejorando su tecnología de baterías y de coches eléctricos.
Bruselas consumo el despropósito hace sólo un par de años cuando aprobaba una hoja de ruta que incluía la prohibición de vender coches de combustible en 2035 y su prohibición definitiva en 2050, en paralelo decenas de marchas chinas hicieron su asalto al mercado europeo…

El Parlamento Europeo aprobó hace dos años la prohibición de los coches de combustión
El desastre era completo, Bruselas obligaba a los europeos a comprar coches eléctricos mientras las marcas locales ni sabían ni tenían la tecnología suficiente para producirlos y en paralelo abría las puertas a las marcas chinas. Para hacernos una idea, mientras en territorio comunitario a día de hoy no se producen a escala industrial baterías, China produce el 90 % de las mismas a nivel mundial.
El cliente manda
Afortunadamente a última hora la hoja de ruta china falló por el eslabón más débil, los compradores, que inicialmente han rechazado el coche eléctrico y las ventas son muy inferiores a las que esperaban… Esto ha dado un balón de oxígeno al automóvil europeo, que ha apostado de manera descarada por retomar los motores de combustión y lanzar coches híbridos a la espera de tiempos mejores.
En paralelo algunos grupos del sector hablan ya de que Bruselas ha abierto la mano en la electrificación y va a levantar las prohibiciones sobre los coches de combustión, la última bala que le queda para salvar la industria europea del automóvil.
Recordemos que se trata de una industria en la que trabajan 14 millones de personas y genera cada año un billón de euros o lo que es lo mismo casi un 10 % del PIB europeo.