Un SUV chino que sorprende por tecnología, acabados y precio de superventas

Después de MG, el Omoda 5 fue uno de los primeros coches chinos que llegó a España. Tras una de imagen atractiva y con unas proporciones de SUV compacto tradicional el Omoda llamó la atención del sector desde el inicio de su comercialización.

Así es su carrocería

Como curiosidad, entre las primeras unidades que llegaron al mercado y las segundas hubo una evolución brutal que afectó al motor, a la puesta a punto, a los acabados e incluso al equipamiento, muestra de lo que son capaces de hacer las marcas chinas entre barco y barco, con el plus que supone que ahora se ensamble en la fábrica de la Zona Franca de Barcelona.

Con una carrocería de 4,40 metros de larga que puede gustar o no pero nadie puede calificar como fea, encontramos un habitáculo con un diseño y un nivel de terminaciones y acabados muy por encima de lo previsto. Para empezar toda una declaración de intenciones, la consola central está presidida por dos bandejas forradas para los móviles, que quedan a mano, la del conductor permite además la carga inalámbrica y está refrigerada para que no se caliente el teléfono.

La calidad general es buena y la apariencia también, de hecho sorprenden unos asientos tipo bacquet que sujetan a la perfección y detalles como el volante de tacto y grosor muy agradables o un poco de diseño para la palanca del cambio automático de siete velocidades.

Así es el interior

Un interior con apariencia tecnológica y que no presenta acabados endebles o de mala calidad, al menos a la vista. Disponemos además de dos grandes pantallas de 12 pulgadas, la primera para el cuadro de instrumentos y la segunda para el manejo de la mayor parte de los automatismos.

Sorprende además que el manejo es fluido en ambas, la primera ofrece varias vistas y configuraciones, mientras que la central es intuitiva y rápida en su manejo y en sus respuestas.

Aunque parezca mentira decirlo esperábamos mucho menos de un interior que convence tan pronto como empiezan a pasar los kilómetros, un habitáculo que ofrece además unas cotas interiores correctas para cuatro ocupantes, quizá algo más pequeño que su competencia europea directa, y que tiene un maletero de 370 litros.

Nuestra prueba ha tenido lugar a bordo de una versión gasolina de 147 caballos con etiqueta C, a día de hoy la más vendidas hasta la llegada de la híbrida. El Omoda 5 sorprende con un tacto de conducción muy equilibrado, con una dirección algo blanda pero que cumple correctamente y una caja de cambios automática de siete velocidades muy suave en las transiciones.

Así va en carreteras

El motor turbo de cuatro cilindros y 147 caballos completa el conjunto de manera notable, pues el coche anda más de lo previsto, con un consumo de combustible que puede que sea uno de sus principales inconvenientes, pues se va por encima de los ocho litros con facilidad, lo que nos obliga a mantener unos ritmos comedidos.

Sobre el asfalto el Omoda 5 transmite confianza al conductor y comodidad a los ocupantes, con una aislamiento correcto del exterior que aseguran el confort acústico, amenizado además por un excelente equipo de audio Sony.

Tracción delantera puro, en carreteras de curvas se va algo de morro y pierde algo de tracción si somos bruscos con el pedal del acelerador, pero hay que tener en cuenta que el Omoda 5 nace como un coche cómodo y de estética atractiva para viajar en familia, y esas cualidades las cumple sobradamente, ofreciendo además un nivel de equipamiento por encima de la media, sobre todo en un coche que cuesta menos de 25.000 euros, a día de hoy precio de un utilitario europeo.

Disponemos de lujos como el techo panorámico o los asientos ventilados y calefactados, lujos inalcanzables para vehículos de la clase media tradicionales.