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26 de abril de 2024

El chef Roland Mesnier, en una imagen de 2014

El chef Roland Mesnier, en una imagen de 2014AFP

Roland Mesnier (1944-2022)

Pastelero de cinco presidentes

Exponente de la exquisitez, fue testigo de la frugalidad de los Carter, el carácter complicado de Nancy Reagan y el gusto vulgar de los Clinton

El chef Roland Mesnier, en una imagen de 2014
Nació en Bonnay (Francia) el 8 de julio de 1944 y falleció el 26 de agosto de 2022 en , Burke, Virginia (Estados Unidos)

Roland Mesnier

Chef

Maestro pastelero, llegó a la Casa Blanca en 1979 y trabajó allí hasta su retiro en 2004. Cocinó para Jimmy Carter, Ronald Reagan, George H. W. Bush, Bill Clinton y George W. Bush.

Roland Mesnier se incorporó al servicio de la Casa Blanca a principios de 1980 como jefe de repostería, tras prometer a la entonces primera dama, Rosalynn Carter, durante una entrevista presencial, que sus dulces serían ligeros, basados principalmente en la fruta. Cumplió.
Pero menos de un año después llegaron Ronald y Nancy Reagan. Su tarea devino algo más complicada, no tanto por el presidente como por su mujer. «Si no se quejaba, había que tomarlo como un piropo», llegó a comentar Mesnier. El caso es que Nancy Reagan solía mantener alto el nivel de sus exigencias: por ejemplo, con motivo de una cena de Estado en honor de la Reina Beatriz de los Países Bajos, la primera dama rechazó tres propuestas de postre presentadas por Mesnier.
Una situación harto incómoda para un repostero que entendía su misión como una forma de hacer la vida más agradable a unos mandatarios sometidos a una presión constante. En el caso de Reagan, la presión no era solo política; también marital: Nancy le tenía prohibido todo lo que tuviera chocolate. Así que, en cuanto se ausentaba, le enviaba al presidente, que se lo agradecía, tartas, helados y demás piezas de repostería cimentadas en el chocolate o bañadas en él. Era también su pequeña venganza por los desplantes.
¿Los Clinton? Vulgares, en opinión de Mesnier: Su degustación favorita era un «brebaje atroz de gelatina con sabor a Coca-Cola servido con cerezas negras glacé». Tal vez era caer demasiado bajo para un artista de los dulces que hacía de la exquisitez su seña de identidad: baste decir que elaboró para el Rey Don Juan Carlos una mezcla de sorbetes en forma de pera, colocados en cestas tejidas con azúcar arrancada o que empezaba a preparar en junio la temporada navideña.
Eso sí, nada más conocer la noticia del fallecimiento de Mesnier, Hillary Clinton le ha rendido homenaje recordando el pan de jengibre que hacía precisamente en Navidad, convertido desde entonces en un clásico de la repostería de la Casa Blanca. George W. Bush –«la persona más impaciente que he visto en mi vida»– fue el último presidente al que sirvió.
Muy difícil hubiera resultado para Mesnier, originario de una aldea del Franco Condado, imaginar semejante trayectoria: empezó con 14 años en una pastelería de Besançon, capital de su tierra natal, antes de probar suerte en París, Hamburgo, las Bermudas y, ya en Estados Unidos, en Virginia. Sus recuerdos están plasmados en dos libros.
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