Eduard Lobau (1988-2023)

Preso de conciencia en Bielorrusia, combatiente en Ucrania

Su condena por hechos que no cometió, y sí por manifestarse contra el régimen de Lukashenko, desató una fuerte ola de solidaridad a nivel internacional

Nació el 1 de diciembre de 1988 en Vilnius (Lituania) y cayó en combate el 26 de enero de 2023 en Vuhledar (Ucrania)

Eduard Lobau

Su vida adulta estuvo íntegramente dedicada al activismo: primero como activista en Bielorrusia y, desde 2014, como soldado en el frente del Dombás.

Un impacto de metralla en el frente de Vuhladar, después de haber vencido a cinco enemigos, acabó el pasado 26 de enero con la vida de Eduard Lobau, para quien la libertad era mucho más que una mera evocación retórica: su lucha por alcanzarla era la razón misma de su existencia. Valga como botón de muestra el hecho de que cuando se alistó en las tropas ucranianas destacadas en el Donbás, acababa de pasar cuatro años en un campo de trabajo bielorruso, donde cumplía condena por unos inexistentes disturbios que habría generado en 2010 para protestar contra la controvertida reelección del sátrapa Aleksandr Lukashenko como presidente de Bielorrusia.

Por eso sabía de qué hablaba cuando llegó a Ucrania y dijo que venía a ayudar al pueblo en «su guerra contra el enemigo común», pues para él Lukashenko y Vladímir Putin representaban lo mismo. Aunque los medios y el escenario, obviamente, diferían: en el Donbás combatió durante ocho años en brigadas mecanizadas, en Bielorrusia se limitó a ejercer su derecho a manifestarse, pagando por ello un precio alto.

Todo empezó en diciembre de 2010, cuando Lobau, por aquel entonces dirigente del movimiento opositor «Frente de la Juventud», fue arrestado en Minsk junto a su compañero Zmitsher Dashkevich, para impedirles participar en la manifestación del día 19. Según Lombau, citado por «Amnistía Internacional», el 18 –víspera de los comicios– cuatro hombres les habían preguntado por la dirección de una calle, y luego les habrían propinado puñetazos. Pocos minutos después, la policía detuvo a los implicados en la reyerta, aunque al final solo fueron condenados Lobau y Dashkevich. Curiosamente, el resto de los detenidos –y auténticos agresores– no comparecieron en la vista oral.

Lobau y Dashkevich fueron condenados, respectivamente, a dos y cuatro años de reclusión en campo de trabajo. Lobau empezó a cumplir su pena en Ivatsevichy, no muy lejos de la frontera polaca. Estando entre barrotes, se negó por tres veces a pedir el indulto que le ofrecían sus carceleros. No estaba dispuesto a la más mínima colaboración con el régimen. Sin embargo, contaba con el apoyo incondicional de varias organizaciones de derechos humanos. «Amnistía Internacional» le declaró preso de conciencia. La presión surtió efecto y el 18 de diciembre de 2014, Lobau fue liberado. Meses después, marchó a Ucrania.

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