Fundado en 1910

05 de mayo de 2024

Helene Carrere d'Encausse, en la biblioteca de la Academia

Helene Carrere d'Encausse, en la biblioteca de la AcademiaAFP

Hélène Carrère d’Encausse (1929-2023)

La historiadora que predijo el estallido de la Unión Soviética

Su clarividencia hizo que fuera consultada por dos presidentes franceses así como por Mijail Gorbachov, Boris Yeltsin y Vladimir Putin, del que tardó en distanciarse

Helene Carrere d'Encausse
Nació el 5 de julio de 1929 en París, donde falleció el 5 de agosto de 2023

Hélène Zurabichvili

Secretario perpetuo de la Academia Francesa

Diplomada del Instituto de Ciencias Políticas de París y catedrática de Historia en la Sorbona, miembro de la Academia Francesa desde 1990 -y su secretaria perpetua desde 1999-, fue eurodiputada entre 1994 y 1999. Estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden de la Legión de Honor.

El libro se llama «L’empire éclaté» (El imperio hecho añicos) y fue publicado en 1978: anticipó, con trece años de antelación, el estallido de la Unión Soviética. Su autora, la universitaria francesa de ascendencia georgiana Hélène Carrère d’Encausse, sostenía que el Estado creado en 1918 se desmoronaría bajo la presión del incremento de poder de las repúblicas asiáticas de la Unión, mediante sus altas tasas de natalidad, frente a unas repúblicas de Europa Oriental en declive demográfico. Siguiendo su razonamiento, la población de origen musulmán se habría convertido en mayoritaria en la Unión Soviética, mientras que la clase dirigente del Partido, el Ejército y la industria eran principalmente de origen ruso y, por tanto, de cultura europea. Esta distorsión habría planteado inevitablemente un problema de cara la legitimidad del poder político.
Carrère d’Encausse acertó en el acontecimiento final, si bien tuvo que admitir que la causa se debió más bien a otro tipo de presión, el iniciado en Polonia en 1980 y paulatinamente seguido por el resto de los países europeos que se encontraban bajo el yugo soviético. Mas su tesis no quedó del todo invalidada, como lo demuestra la notable influencia geopolítica que han seguido ejerciendo las repúblicas caucásicas en relación con Rusia, pese a haberse separado de ellas.
En todo caso, la osadía exhibida en su momento por la profesora de la Sorbona y de «Sciences Po» le costó una prohibición de pisar el suelo soviético que duró unos diez años. La decisión trascendió el mero acto represivo por la sencilla razón de que «L’empire éclaté» fue el fruto de las estancias de Carrère d’Encausse en los territorios a los que alude, experiencia que combinó con los métodos clásicos de investigación académica.
El castigo emanado de Moscú fue compensado con la proyección planetaria de su obra y con su elevación a la condición de interlocutora de estadistas: era consultada con cierta frecuencia por los presidentes François Mitterrand y Jacques Chirac y, en Moscú, por Mijail Gorbachov, Boris Yeltsin y Vladimir Putin. Su elección como miembro de la Academia Francesa -de la que llegó a ser el secretario perpetuo- en 1990 coronó su lucidez intelectual.
Mas no se puede desligar la trayectoria de Carrère d’Encausse de los elementos más personales: retoña de una aristocrática familia georgiana, los Zurabichvili, su abuelo paterno fue una importante figura política de la República de Georgia, brevemente independiente, y su padre un destacado intelectual, saturado de diplomas, pero cuya trágica e irresuelta muerte en el verano de 1944 constituyó un doloroso secreto que reveló el hijo Hélène, el novelista Emmanuel Carrère, en uno de sus libros.
Por parte de madre, procedía de un no menos ilustre linaje ruso, los Von Pelken, salpicado de sangre alemana, sueca y polaca, participando algunos de sus antepasados en la eliminación de los zares Pedro III en 1762 y Pablo I en 1801, mientras que otro fue firmante del acta de abolición de la esclavitud, por Alejandro II en 1861. La conquista de Georgia por los soviéticos en 1921 obligó a la familia a exiliarse en Francia. La primera lengua de Carrère d’Encausse fue el ruso, la segunda el francés, en la que aprendió a leer. Esa fue la base formativa de un destino fuera de lo común.
Más desconcertante resultaron su tolerancia prolongada hacia el régimen de Putin y sus aventuras bélicas –«¿Por qué los ucranianos se empeñan en defender Bajmut?»- , que fue paulatinamente modificando hasta condenar nítidamente la agresión rusa a finales del pasado año. Mejor así.
Comentarios

Más de Obituarios

tracking