Primera catedrática de Medicina en España

El nombre de María Castellano Arroyo alcanzó cierta cota de popularidad tras convertirse en objeto de una pregunta del juego Trivial Pursuit. El motivo era su condición de primera mujer que ganó una cátedra de Medicina en España. Era 1980, el país acababa de estrenar su democracia, la mujer española empezaba a completar su emancipación, que ya estaba bien avanzada en el ámbito académico, salvo en el más alto nivel universitario de la Medicina.

Por lo tanto, la profesora Castellano –que se había licenciado en 1972 en la Universidad de Granada y doctorado cinco años más tarde en la misma institución– rellenó, con su hazaña, un importante hueco. No fue el único: aunque sin la misma relevancia que la cátedra, también fue la primera mujer en formar parte de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, un casi interminable nombre para designar a un organismo esencial de la profesión.

Mas detrás de estos hitos estadísticos, la profesora Castellano estaba en posesión de una notable trayectoria cuyos inicios se remontan a una estancia el instituto de medicina legal de Lieja donde sus investigaciones versaron sobre marcadores genéticos-moleculares aplicados a la investigación de la paternidad y a la identificación de indicios biológicos. De vuelta a España asumió la jefatura durante 16 años del servicio de medicina legal y toxicología del Hospital Clínico y Universitario Lozano Blesa de Zaragoza.

La profesora Castellano compatibilizó estas y otras responsabilidades ejecutivas con la producción intelectual –en su haber figuran más de 300 artículos en las diversas áreas de la Medicina Legal y Forense y más de 50 capítulos de libros especializados en Medicina Legal, Toxicología Forense, Derecho sanitario, Ética y Deontología médica y Medicina del Trabajo– y su predisposición hacia nuevos campos. Uno de ellos fue el de la violencia doméstica, en el que, según Redacción Médica, trató, como médico forense, 1485 agresiones denunciadas por mujeres y dando siempre una visión sobre la peligrosidad del agresor para proteger a las víctimas.

Una notable carrera que culminó en 2012 con su ingresó en la Real Academia Nacional de Medicina. Aunque en esta ocasión «solo» fue la segunda mujer.