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26 de abril de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

Yoli riñe a Pedro

Apela a poderosos, precisamente, el que es el hombre más poderoso de España, y caricaturiza a los que malmeten contra él desde las grandes empresas, los mismos que le aplauden hasta partirse las manos cuando los convoca para presentar sus filfas propagandísticas

Actualizada 01:45

Yolanda Díaz convoca urgentemente a Pedro Sánchez para que le dé explicaciones de sus cambios de chaqueta, a los que ella está tan acostumbrada por propia experiencia. Pero Yoli, eso no es conocer al personaje. A Sánchez solo lo he entrevistado una vez. No era todavía presidente. Vendía, a diestro y siniestro, que sería un dirigente moderado, un socialdemócrata de libro, alguien a quien se le podría comprar un coche usado sin temor a que el radiador petara al día siguiente. Fue luego un presidente inmoral, aupado al poder por una torticera sentencia escrita para darle razones al PNV para traicionar a Rajoy, un jefe del Gobierno aliado a la peor escoria política, un hombre sin principios capaz de aniquilar todos los contrapoderes del Estado (y de paso los de su propio partido) e intervenir groseramente en las instituciones democráticas.
Por aquel entonces, en la entrevista con Évole en La Sexta, ya sentenció que el Ibex le perseguía. Debe ser que el argumentario, como la moda, es cíclica –volvió la mula al trigo– y ahora le ha dado un giro semántico descacharrante, si no fuera porque encierra una maligna concepción de la política. Preguntado por Ferreras si iba a presentarse en las próximas elecciones, el presidente atribuyó el rumor para dañar su imagen a «los cenáculos de la típica villa de Madrid, de los señores con puros, que se juntan y que dicen: vamos a contar que Sánchez se quiere ir porque, como va a perder las elecciones…» O sea, se lo achaca a un cónclave entre Churchill, Groucho Marx y Felipe González, con veguero y vitola, sentados en los cenáculos vespertinos para despellejar a una tierna criatura, guapa y alta (que diría Tezanos), a la que le han cogido manía no solo los madrileños, sino los gallegos, los andaluces, los castellano-leoneses y esperen a que sigan abriéndose urnas, que los cenáculos van a reventar.
A Sánchez, la villa y corte de Madrid se le ha atragantado siempre. En 2008, tuvo que esperar a la marcha del exvicepresidente Pedro Solbes para convertirse en diputado por esta circunscripción. En 2012, pasó lo mismo, pero en ese caso fue la salida de la exministra Cristina Narbona la que provocó que corriese el escalafón y él entrara como diputado por Madrid en la Carrera de San Jerónimo, escaño que no había ganado en las urnas. Pero es que la historia se repetía por tercera vez, porque ya en 2003, tras los comicios municipales en la capital de España, tuvo que aguardar un año para convertirse en edil del Ayuntamiento. Y Madrid le ha propinado sus principales derrotas en la lista que ha encabezado. El último batacazo lo recibió el 4 de mayo de 2021 a manos de Isabel Díaz Ayuso, que le envió al tercer lugar en la Asamblea de Madrid, tras Mónica, médica y madre.
A los cronistas de la villa su desesperación nos lo pone fácil. Sobre todo, porque apela a poderosos, precisamente, el que es el hombre más poderoso de España, y caricaturiza a los que malmeten contra él desde las grandes empresas, los mismos que le aplauden hasta partirse las manos cuando los convoca para presentar sus filfas propagandísticas. Si no fuera tan ridículo sería para desternillarse, que diría un castizo madrileño. Y sí, Yoli, llámale a capítulo sobre el gasto militar y nos reímos todos. Es como si la sartén le hablara al cazo.
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