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26 de abril de 2024

El puntalAntonio Jiménez

El Gobierno se indigna con Feijóo por constatar una realidad

Alberto Núñez Feijóo describió con sus palabras una realidad incontestable a partir de un ataque criminal perpetrado contra unas personas religiosas por el hecho de profesar una fe distinta a la del atacante

Actualizada 01:30

Cuando deje el cargo, nada, absolutamente nada, trascenderá acerca de su paso por el Ministerio de Educación. Pilar Alegría no legará nada al conocimiento o mejora de la enseñanza después de ocupar ese despacho ministerial.
Ni tan siquiera ha ejercido la autoridad del cargo para defender el derecho de padres y alumnos a ser instruidos en la lengua común de los españoles y que, al menos, un 25 por ciento de la actividad escolar en Cataluña sea en castellano.
Muy al contrario, Pilar Alegría es cómplice junto a Pedro Sánchez por no haber recurrido en su día ante el Tribunal Constitucional el incumplimiento de la ley por parte de la Generalitat y de respaldar la normativa del Parlament que elimina la obligatoriedad de usar ese 25 por ciento en las aulas catalanas.
En cambio, como portavoz del PSOE que compatibiliza con la función de ministra, Pilar Alegría sí está dejando notables evidencias en su condición de secante y marcaje al hombre, o sea al líder de la oposición, del que escruta a diario movimientos y declaraciones con precisión de entomóloga para criticarlo sin importarle caer en el ridículo. Cobra sueldo de ministra pero trabaja de vocera de Sánchez .
Su última admonición a Núñez Feijóo ha sido por sus manifestaciones sobre el ataque terrorista de Algeciras perpetrado por un yihadista que asesinó en nombre de Alá al sacristán, Diego Valencia, hirió de gravedad al sacerdote, Antonio Rodríguez, e irrumpió, machete en mano, de forma violenta y con amenazas a los fieles presentes en dos templos algecireños.
Recojo textualmente las palabras de Núñez Feijóo sobre lo ocurrido para que se evalúe la sobreactuada e inexplicable supuesta indignación de Pilar Alegría y del Gobierno, según airearon los medios «sanchistas», y la acusación de irresponsable que hizo del líder de la oposición por afirmar algo tan evidente como esto: «El terrorismo islámico es un problema de toda la sociedad europea. Debemos actuar de forma unida y sabiendo que hay latente un problema porque hay personas que matan en nombre de un Dios o una religión. Desde hace muchos siglos, no verá usted a un católico o a un cristiano matar en nombre de su religión y sus creencias. Y hay otros pueblos que tienen algunos ciudadanos que sí lo hacen».
Más tarde, presionado por la cohetería mediática del «sanchismo» que equiparó sus palabras con la reacción de Abascal tras el atentado, Núñez Feijóo añadió: «Lo ocurrido en Algeciras no tiene que ver con la religión. No se puede criminalizar ninguna religión. Una cosa es el fanatismo y otra la religión . Dicho esto, coincidiremos que con carácter general no hay un problema de terrorismo católico en el mundo. Sin embargo sí hay un problema de integrísimo islámico en algunos lugares del mundo y también en los países islámicos». Fin de las citas.
Sólo el Gobierno a través de su ministra y portavoz socialista, junto a sus terminales mediáticas, entienden que el líder de la oposición por decir lo referido «debió permanecer callado y parecer responsable antes que hablar así» y proclamar, según la interpretación sesgada e interesada que hicieron, la superioridad de la religión católica sobre las demás.
Lo cierto, sin embargo, es que Alberto Núñez Feijóo describió con sus palabras una realidad incontestable a partir de un ataque criminal perpetrado contra unas personas religiosas por el hecho de profesar una fe distinta a la del atacante.
El último informe de la ONG Open Doors, recogido por Ayuda a la Iglesia Necesitada, señala que más de 360 millones, el 82 por ciento de las personas perseguidas por su religión en el mundo, son cristianas. En 2022 fueron asesinados 5.600 cristianos en el mundo por su fe. Solo en Nigeria, grupos terroristas islámicos han asesinado a más de 4.600 cristianos. El último, un sacerdote al que le dieron muerte en su casa parroquial este mes de enero y por el que pidió oraciones el Papa Francisco. En todo el mundo, según Open Doors, el año pasado hubo más de 2.000 ataques violentos contra templos cristianos como las iglesias de Algeciras. Y es un hecho empírico que desde hace siglos no hay católicos o cristianos que maten en nombre de su religión.
Ciertamente es perverso e injusto demonizar colectivos y religiones por las acciones criminales perpetradas por unos cuantos radicales extremistas, integristas y fanáticos de su fe, pero tampoco conviene callar, silenciar las medidas y decisiones urgentes y necesarias que ayuden a diferenciar el grano de la paja para que no terminen pagando justos por pecadores.
El yihadista salafista de Algeciras llevaba siete meses viviendo irregularmente en España con una orden de expulsión que no se ejecutó mientras Gibraltar , a donde había arribado ilegalmente en 2019 lo deportó tres días después .
La ministra Pilar Alegría , secante- marcaje al hombre de Feijóo, nada dice sin embargo de este negligente proceder en comparación con el de la Roca , ni de la ausencia de información del Gobierno al principal partido de la oposición de un atentado sobre el que debería haberse convocado ya la comisión de seguimiento del pacto antiterrorista.
Ni Sanchez, ni Grande- Marlaska , que sigue más perdido que el «barco del arroz» de Sanlúcar, tuvieron la cortesía política de informar de los hechos a Feijóo durante la tarde-noche del miércoles .Pero ya se sabe que la falta de transparencia y el nulo respeto a las formas en democracia , son otras de las muchas asignaturas que en materia de regeneración y decoro institucional tiene suspendidas el gobierno de Sánchez .
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