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19 de marzo de 2024

Unas líneasEduardo de Rivas

Tamames vs Rufián

Este Gobierno merece ser censurado, pero una moción sin apoyos es servirle a Sánchez una victoria en bandeja de plata a dos meses de las elecciones

Actualizada 01:30

Lo de esta semana será una broma de moción. Tampoco merece otra cosa una broma de Gobierno que, además de fallar en las propuestas, lo hace también en las formas. No es casualidad que Sánchez eligiera este martes y miércoles como fechas para el debate en el Congreso –porque decidió él y no Batet, como marca el reglamento–, ya que esos días en Bruselas se hablará de escuchas, de espías, de Pegasus y puede que de Marruecos, nuestro nuevo gran aliado internacional por obra y gracia del presidente. Hasta un Mundial quiere organizar ahora con ellos, algo que persigue desde 2018 y que no ha parado hasta conseguir.
La moción de Vox perdió seriedad en el momento en el que nació muerta. Este Gobierno merece ser censurado, pero quien debe encargarse de ello es el pueblo con sus votos. Y presentar una moción de censura sin apoyos es servirle a Sánchez una victoria en bandeja de plata a dos meses de las elecciones, más aún si a alguna mente pensante se le ocurre filtrar el discurso para facilitar el trabajo en Moncloa y que se puedan ir de puente. Es hacerle un flaco favor a las esperanzas de que el 28-M marque el inicio del cambio que necesita este país.
La mayoría de los votantes no verá ni un minuto del discurso de Ramón Tamames y por mucho que el veterano economista reparta mandoble tras mandoble, la memoria es efímera y lo que quedará es que Sánchez resiste ante otro envite. Ese será el mensaje que llegará a la inmensa mayoría de ciudadanos que acudan con su papeleta a votar dentro de dos meses. Y no conviene olvidar que a la gente le gusta apostar a caballo ganador.
El debate, por lo menos, servirá para constatar la caída en desgracia de la política actual. La capacidad de oratoria y la sabiduría cultural que demuestra Tamames al hablar de la Constitución de Cádiz o del origen de la bandera española choca con Rufián y su impresora, con el diputado de la CUP que no quiere hablar en español en el Congreso y con la ministra que va sin sujetador para centrar la atención en sus pezones y no en el ‘solo sí es sí’. La política de hoy no es la de Tamames; ahora es un continuo ejercicio de dirigir la mirada hacia otro lado y, para Sánchez, la moción no será más que eso. Una simple cortina de humo.
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