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15 de mayo de 2024

Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Se le calentó la boca... y cantó 'La Traviata'

El hecho de que el delegado del Gobierno en Madrid diga que Bildu ha hecho más por España que PP y Vox refleja la peligrosa empanada mental del PSOE

Actualizada 13:54

Francisco Martín Aguirre, actual delegado del Gobierno en Madrid, no es un exguerrillero de las FARC, organización insurgente de extrema izquierda que en su día mantuvo una relación de cooperación con ETA. A priori, tampoco se trata de un radical antisistema salido de Oñate y relacionado con la órbita proetarra.
Francisco Martín es un atildado señor madrileño de 41 años, casado y padre de dos hijas. ¿Se trata de un indocumentado carente de formación? Para nada. Es ingeniero de Montes por la Politécnica de Madrid e hizo un máster MBA en Comercio Internacional. Ha ocupado importantes puestos en varios destinos relevantes. Ostentó cargos directivos en la potente compañía pública Tragsa, que conservó gobernando el PP, en un gesto de fair play que con el sanchismo jamás ha existido (nos han metido a apparatchiks del PSC a capón en todos los grandes despachos públicos). En su etapa en Tragsa bajo Rajoy incluso dirigió un alabado proyecto de reconstrucción en Afganistán.
Pues bien, a este ingeniero madrileño se le ha calentado la boca y ha cantado La Traviata, delatando clamorosamente la ruina moral del PSOE. Francisco Martín declaró que Bildu y ERC, «los supuestos enemigos de España, han hecho mucho más por los españoles y por España que los patriotas de pulsera», en alusión a PP y Vox. Es decir, a este ingeniero madrileño, militante del PSOE, el partido que más tiempo ha gobernado España desde 1978, le parece que la marca de la banda terrorista ETA es bastante mejor que dos partidos que defienden la unidad de España y el orden constitucional. A este tipo le gusta muchísimo más Bildu que el PP, partido a cuyos miembros mataba ETA de la manera más sádica y brutal por defender en el País Vasco nuestra nación y nuestras libertades. Tan entregado está que elogió a Bildu por apoyar el estado de alarma cuando no es cierto, se abstuvo.
¿Por qué hace gala el señor Martín de semejante empanada intelectual? Pues porque es un militante del PSOE de corazón sanchista, cuyo anterior empleo antes de que lo colocasen en la Delegación del Gobierno era el de secretario general de la Moncloa, a la orden de Bolaños, otro sectario integrista reconocido. Martín formó parte de «Bancal de rosas», el cursi nombre con que se organizó una cuestación popular para sufragar la campaña de primarias de Sánchez después de que fuese extirpado de Ferraz por orden bajo cuerda de Rubalcaba y González. Martín ha sido también tesorero del PSOE y secretario de la Fundación Pablo Iglesias. Es decir: Martín está contaminado en su forma de ver el mundo por una organización enferma, donde hoy importa más salvar el ombligo de Sánchez, sea cual sea el precio, que el interés general de España.
Martín delata su aprecio por su país cuando ridiculiza a las personas que llevan con sano orgullo una pulsera con la bandera española. Martín delata la entraña autoritaria de su partido cuando critica a la derecha por no apoyar el estado de alarma de Sánchez (inconstitucional), su política económica y sus leyes-rodillo de ingeniería social. ¿Acaso la oposición no tiene derecho ya a discrepar del Gobierno? ¿Está prohibida la crítica política en España? ¿Tenemos que agachar la cabeza y decir que sí a todo lo que se le ocurra a Sánchez y su coalición con proetarras, comunistas y golpistas separatistas? ¿Hay que acabar con las libertades en España para que el señor Martín y el PSOE sean felices?
Martín soltó tal majadería que poco después tuvo que salir a disculparse. Pero sin saberlo, había hecho un servicio a España con sus primeras declaraciones, porque dijo la verdad y nos mostró al PSOE al desnudo, tal cual es hoy: un partido que reniega de su país, que en lugar de protegerlo, prefiere encamarse con quienes abiertamente trabajan para cargarse España.
Esperemos que tras el 23-J el señor Martín pueda regresar a la ingeniería y el señor Sánchez a sus interesantes tesis doctorales en la Camilo José Cela. Con ChatGPT a su disposición, nuestro Peter puede ponerse las botas. ¡Una cada tres tardes!
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