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04 de mayo de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Soldadito español

La estética de la mejor España. No vi a la sobona ni a la que suelta a los delincuentes sexuales… pero hay que quedarse con lo bueno. Una vez más, un año más, Las Fuerzas Armadas desfilaron para España ante su Rey

Actualizada 01:30

En 1927 se estrenó en Madrid la zarzuela del maestro Jacinto Guerrero La Orgía Dorada. Una mañana cualquiera, don Jacinto se sumó a la tertulia de «Molinero» que frecuentaba mi abuelo materno, don Pedro Muñoz-Seca.
—Perico, en mi nueva obra, La Orgía Dorada, se incluye una marcha militar y he pensado que sólo tú puedes escribir su letra.
Don Pedro no tenía buen oído, y don Jacinto, en su casa, en un viejo gramófono – en aquellos tiempos novísimo invento–, le repitió una y otra vez la melodía de la marcha.
—Ya lo tengo —le dijo de sopetón Muñoz-Seca. Y escribió, en apenas una hora, El Soldadito Español.
De don Pedro Muñoz-Seca se conocen sus obras teatrales, y con especial entusiasmo La Venganza de Don Mendo, que ha cumplido más de un siglo de vida y sigue llenando los teatros. Se trata, junto al Tenorio de Zorrilla, de la comedia más representada en la historia del teatro español. Pero su letra del Soldadito Español pasó desapercibida. Los derechos de autor de don Pedro, como los de todos los autores, se liquidaron hasta los ochenta años posteriores a su muerte. En El País y la SER, se escribiría y diría que «fue hallado muerto» en el llano del sopié de Paracuellos del Jarama. Lo cierto es que murió asesinado por un pelotón formado por socialistas y comunistas, y que compartió su sacrificio, en madrugadas diferentes, con cinco mil compatriotas más, un centenar de menores entre ellos. Sus herederos, entre ellos mi madre, cuando recibían la liquidación se asombraban por los derechos devengados del Soldadito Español.
En el CIR 16 de Camposoto, San Fernando, donde tuve el honor de servir a España durante quince meses, fui reclamado al despacho del Teniente Coronel Jefe de Instrucción, que creo recordar que se apellidaba Fernández Daplaza. Era un hombre de pocas palabras. Y por mi segundo apellido me preguntó
—¿Qué tiene usted que ver con don Pedro Muñoz-Seca?
—Soy su nieto, mi Teniente Coronel.
Por aquel entonces, y como consecuencia de mi meteórica carrera militar, era el Cabo 1º que portaba el guion del CIR 16 en las Juras de Bandera. De recluta a Cabo 1º no se puede esperar más.
—Pues prepárese a desfilar mejor que nunca, porque he ordenado que la marcha militar del desfile sea el Soldadito Español de su abuelo. Como comprenderá, no es por usted, sino por él.
Y desfilé de dulce de membrillo, con merecimiento de ser sacado a hombros, a pesar de los mordiscos de un puto mono amazónico, llamado «Puskas», que llevaba sobre mi hombro izquierdo y casi me deja sin orejas.
Soldadito español
Soldadito valiente,
El orgullo del sol
Es besarte en la frente.
Este jueves se ha celebrado el desfile militar del Día de la Hispanidad en Madrid. Los Reyes y la Princesa de Asturias en la presidencia de la tribuna. Cambio de escenario para evitar los abucheos a Sánchez, que de haber cumplido con el Servicio Militar tendría que recordar que, durante la interpretación del Himno de España hay que permanecer en posición de firmes, y no con las piernas despatarradas. No se pudieron evitar los abucheos y el mensaje unánime coreado por el público alejado de «¡Que te vote Chapote!». Por lo demás, plena brillantez aunque desentonaron los vehículos de las asociaciones civiles, muy dignas, pero no militares.
La estética de la mejor España. No vi a la sobona ni a la que suelta a los delincuentes sexuales… pero hay que quedarse con lo bueno. Una vez más, un año más, Las Fuerzas Armadas desfilaron para España ante su Rey.
No se interpretó Soldadito Español, pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras y, menos, los uniformes. El Soldadito Español desfiló maravillosamente. Un chute de buena Patria. Un acto cuyos protagonistas fueron la vocación de servicio, la heroicidad, el cumplimiento del deber, la honestidad y la decencia.
De ahí, el gesto de enfado e inferioridad del despatarrado.
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