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Agua de timónCarmen Martínez Castro

La conversación

«¿Quién ha dicho fango? A ver si nos centramos, que eso es para los fachas, no para nosotros»

Actualizada 01:30

–¡Hombre, Álvaro! Tú también por aquí, ¡qué coincidencia!

–Hola presidente, aquí me tienes. Estos fachas con puñetas no me van a quitar a mí el ánimo. Ya pueden decir misa que yo no te voy a fallar. Ya viste lo de ayer, casi tuve que sacar a una fiscal del quirófano, pero cumplimos como soldados.

–Estuviste muy bien. Te confieso que no esperaba menos. Es que vienen a por mí y no se lo podemos permitir, ¿o no, Francina?

–Por supuesto, presidente. Todo es una campaña contra ti, porque eres un líder progresista y de izquierdas. Álvaro, tú tranquilo; todo es cuestión de aguantar. ¿Te acuerdas de aquello de Neruda? El que resiste gana.

–Cela, Francina; era de Camilo José Cela.

–De quien sea; Cela era un facha y Neruda era de los nuestros. A lo que iba: que todo se acaba olvidando y a mí ya nadie me pregunta por los líos de Koldo.

–Yo no me confiaría mucho, porque ahí están los europeos y a esos no los controlo tan bien.

–Álvaro, pase lo que pase, no se puede flaquear. Además, si te acaban inhabilitando por lo del novio de Ayuso, tampoco sería una tragedia. Acabo de saludar a Balta, que también está por aquí con Lola, y el tío se está forrando. Vamos, que le hicieron un favor de los gordos cuando le expulsaron de la carrera.

–Hombre, presidente, yo preferiría no tener que llegar a esos extremos.

–No te preocupes Álvaro. Lo importante es saber dónde tiene que estar cada uno. Y si uno está en su sitio, siempre llega la recompensa. Por cierto, por aquí viene Carmen Calvo. Hola presidenta, ¿qué dicen de la amnistía los viejales del Consejo de Estado?

–Hola Pedro, hola a todos. La verdad es que están bastante quejosos porque nadie les ha dejado opinar y ya sabes que les gusta. Están muy pesados: que si la arbitrariedad, que si la inseguridad jurídica, que si la división de poderes… Yo no hago otra cosa que explicarles que no puede existir malversación porque el dinero público no es de nadie, pero están muy cabezones y me dicen que me explicaba mucho mejor cuando la amnistía era inconstitucional.

–Igual Cándido te puede dar alguna idea.

–Prefiero no acercarme porque últimamente le veo demasiado taciturno.

–Normal, tiene la toga de fango hasta arriba.

–¿Quién ha dicho fango? A ver si nos centramos, que eso es para los fachas, no para nosotros.

–¡Huy! Perdón por el despiste. Pues sí que es cierto, vaya mala cara tiene Cándido.

–Es lo que le digo yo a Bego todas las mañanas, frente a la máquina del fango no podemos flaquear. Nuestra máxima tiene que ser la de la Pantoja con Cachuli: dientes, que es lo que jode. ¿A qué te lo repito todos los días, cariño?

–Mira Pedro, ya me he reído para la foto, pero los consejos te los metes por donde te quepan, porque la que va a declarar ante el juez soy yo y no tú. Así que siéntate bien y cállate la boca que empieza a hablar el Rey. Y de paso haz el puñetero favor de buscarte otro ejemplo. O es que eres tonto.

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